Publicado: 26/11/2025 09:00 PM

(El Mundo, 22 de noviembre 1991)

• Hace 34 años, durante la celebración de la semana del Día del Estudiante, miles de liceístas salieron a protestar a las calles por la eliminación, de facto, del medio pasaje estudiantil.
• En el contexto de la represión policial, implementada por el gobierno para detener las marchas y protestas, fueron asesinados en Macarao, por agentes de la Policía Metropolitana (PM) los estudiantes Darwin Capote y José Gregorio Vergara, ambos de 17 años.
• Una tercera víctima, el soldado del Ejército José Humberto López Arias, de 21 años, cayó también masacrado por el plomo gubernamental cuando trató de intervenir para evitar la masacre de los dos jóvenes.
• Los liceístas asesinados, habían salido a manifestar entonando las consignas para reivindicar el medio pasaje estudiantil, derecho adquirido que el gobierno no hacía cumplir, inculcando, de paso, la práctica del odio policial contra los manifestantes, dentro de las filas de los cuerpos represivos del Estado.
• Las tres víctimas fueron acribilladas con “escopetas envenenadas”. Esta tendencia a la saña policial contra los estudiantes se manifestó frecuentemente cuando los efectivos policiales vaciaban el contenido de perdigones de plástico, para sustituirlos por bujías, metras, tuercas o clavos.
• Esta práctica letal cegó la vida de 50 estudiantes, durante los cuatro años que CAP gobernó a Venezuela por segunda vez.
• Ese mismo mes, durante la semana del Día del Estudiante, fueron asesinados ocho liceístas en varias ciudades del país, entre ellos:
  • Ricardo Silva, de17 años, quien recibiera un impacto de bala durante los disturbios en la Universidad de Carabobo (UC), en Bárbula.
  • Rubén Darío Cárdenas, de la Universidad de Los Andes (ULA), de Trujillo, quien murió desangrado a causa de una herida en la vena femoral, mientras huía de la policía.
  • Jimmy Hernández, estudiante del Liceo Andrés Bello de Caracas, quien murió mientras manifestaba contra el plan de privatización de la educación pública y gratuita que había puesto en marcha CAP.
• Esta ola de protestas se elevó en todo el país, no solo para reivindicar los derechos estudiantiles del medio pasaje, sino para frenar el auge privatizador del gobierno que quebró, fraudulentamente, varias empresas solventes del Estado y luego rematarlas a precios irrisorios, tales como: centrales azucareras, redes hoteleras, cementeras, astilleros, navieras, termoeléctricas, Viasa, Aeropostal y CANTV entre otras.
• Las próximas empresas en la lista del saqueo eran la estatal petrolera PDVSA, las industrias básicas de la Corporación Venezolana de Guayana (CVG), Hidrocapital, las hidrológicas regionales, las autopistas, los teleféricos y la Compañía Anónima Metro de Caracas.
• Todo lo anterior contribuyó a fortalecer los engranajes de fábrica de pobreza, instalada desde 1958, que arruinó a Venezuela contribuyendo a establecer mayores tasas de desempleo, deserción escolar, desnutrición, mortalidad infantil, insuficiencia sanitaria, viviendas precarias, violencia social, infancia abandonada, mendicidad (pobreza extrema), desabastecimiento alimentario, paralización de la producción agraria, campos despoblados, hacinamiento urbano y el ensanchamiento abismal de las brechas sociales.

REDACCIÓN MAZO