Publicado: 05/11/2025 09:00 PM

(LIFE, 10 de noviembre y 29 de septiembre 1972; Pilotos en Pijamas, autor: Thomas Billhardt)

• Finalizando la invasión de los EEUU a Vietnam (1955-1975), existían 543 pilotos estadounidenses capturados por el Ejército del Vietcong y 1.271 desaparecidos en acción. Todos derribados por un Pueblo organizado que los geniales estrategas del Pentágono siempre subestimaron.
• Los llamados POW, Prisoners of War (prisioneros de guerra), eran todos trasladados a la cárcel conocida como “Hanoi Hilton” en Vietnam del Norte, donde, a diferencia del trato que los marines daban a los vietcong, eran expuestos a ruedas de prensa con invitados internacionales para dar fe de vida de los mismos.
• En un trabajo de seis capítulos, titulado “Pílotos en Piyamas”, del corresponsal de guerra de la entonces Alemania Socialista, Thomas Billhardt, quedaron retratadas para la historia las condiciones de vida de los marines en cautiverio, los tratamientos médicos que recibían, cómo fueron capturados y devueltos a sus hogares, según lo establecido la Convención de Ginebra. El cual es un tratado suscritopor los EEUU que limita las brutalidades de la guerra, protege a los soldados heridos, a náufragos en el mar y civiles en territorios ocupados.
• Entre tanto, en los EEUU, el comité de esposas de marines desaparecidos en acción o detenidos como prisioneros de guerra confesaron, en voz de su directora Valerie Kushner: “Es verdad que muchas de nosotras no estamos acostumbradas a estar solas. Un gran número se han entregado al alcohol o las drogas. La gran mayoría hemos recurrido a tratamiento psiquiátrico. Lo peor de todo es que nos hundimos en crisis de autocompasión o por el contrario usamos el odio y la ira para redireccionar nuestras vidas… otras simplemente se mudan a vivir con otro hombre, pero siguen recibiendo el cheque mensual de sus maridos prisioneros o desaparecidos”.
• Luego de cinco años de negociaciones,todos los POW regresaron sanos y salvos a los EEUU. En muchos casos sus hogares estaban destruidos y sus esposas e hijos ausentes.
• Mientras esta dama clamaba por el regreso de su esposo y alzaba la voz a favor de miles de amas de casa, sobre Hanoi, en Vietnam del Norte, caían los más feroces bombardeos, desatados durante toda esa guerra por el gobierno de Richard Nixon y su Secretario del Departamento de Estado Henry Kissinger, ambos criminales de guerra.
• En contrapartida, las aguerridas milicianas, con el barro hasta la rodilla, reparaban los daños causados a la represa que surtía de agua a la ciudad, las valientes campesinas afinaban su artillería para derribar más pilotos y un ejército de enfermeras en los hospitales subterráneos atendían a los cientos de heridos causados por las bombas genocidas.
• Mientras el Pueblo vietnamita reconstruía su propio destino, quedaron sembrados en los extensos arrozales cientos de miles de mujeres, niños y ancianos víctimas de la brutalidad ejercida por el Ejército Norteamericano, a lo largo y ancho de los territorios ocupados, de los cuales fue finalmente expulsado por la noble miliciade Ho Chi Minh (El Tío Ho).

REDACCIÓN MAZO