¿Realmente EEUU lucha contra el narcotráfico?
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Publicado: 19/09/2025 04:38 PM
El tráfico de drogas, a pesar
de ser una actividad ilícita, se estima que genera 400.000 millones de
dólares estadounidenses al año, según Naciones Unidas, una cifra equivalente al producto interno bruto (PIB) de países como Austria o Namibia. En este mercado oculto, que está unido
al mercado real, América Latina desarrolla un papel crucial, ya que suple a uno
de los mayores mercados del mundo: EEUU.
El narcotráfico afecta a la
inestabilidad de la región y llega a influir en la política local e
internacional. Pero, ¿cómo llegan las drogas hasta su consumidor final? ¿Qué
drogas son producidas en Latinoamérica? ¿Cómo funciona realmente el mercado?
En América Latina se producen varios tipos de estupefacientes: cocaína, marihuana, heroína y drogas
sintéticas. Las drogas predominantes son la cocaína y la marihuana, de acuerdo
a las condiciones climáticas. No obstante, el cannabis encuentra su nicho
también en otras zonas donde incluso es legal su plantación, como es el caso
del estado de California en EEUU. En contraste, la cocaína se produce
casi en su totalidad en el noreste suramericano.
La mayor producción de la
hoja de coca se encuentra en los bosques colombianos, responsables de alrededor
del 60% de la producción mundial. Concretamente, en los departamentos de
Nariño, Cauca y Putumayo. En 2023, un informe de la Oficina de las Naciones
Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC)
reveló que el territorio cultivado había aumentado un 13% con respecto al 2021.
Este aumento se atribuye al refinamiento de la producción de clorhidrato de
cocaína, que se refiere al producto listo para el consumo.
Perú y Bolivia
son los otros países donde se encuentra el cultivo de la hoja de coca. La producción
del Perú se concentra en la remota región del VRAEM (Valle de los
ríos Apurímac, Ene y Mantaro). En Bolivia, por su parte, destacan los
cultivos en Chapare y Yungas. Finalizada su producción, la
cocaína se transporta a través de diversas rutas, según el destino. El
principal destino de la cocaína es EEUU, donde se encuentran alrededor
del 40% de los usuarios de esta sustancia en todo el mundo. El tráfico desde la
región andina hacia el país norteamericano es el más común, pero antes debe
llegar a México y su traslado se realiza de tres formas: marítima, aérea
y terrestre.
En la actualidad, predomina
el tráfico marítimo, estimándose que el 87% de la cocaína que llega a Norteamérica
lo hace a través de esta vía. La mercancía llega a la costa mexicana del
Pacífico y a Centroamérica en lanchas rápidas o embarcaciones semisumergibles.
En su mayoría, procedentes principalmente de la ciudad portuaria de Guayaquil,
en Ecuador y también desde Colombia, Perú e incluso Chile.
El Informe Mundial sobre
las Drogas 2025 de la UNODC incluye capítulos que
abordan el tráfico de drogas y delincuencia organizada; afectaciones vinculadas
al uso de drogas en las personas, sus familias, comunidad y la sociedad; así
como el impacto ambiental de las drogas en Europa.
Se refleja también en ese
informe que “en la última década, la producción y el consumo de cocaína han
aumentado significativamente en todo el mundo. EEUU y Brasil continúan
siendo los principales mercados, pero el consumo también ha crecido de manera
sostenida en Europa”.
Detalla el informe de la UNODC
que “la cocaína se produce a partir de la planta de coca, que crece casi
exclusivamente en Suramérica. Colombia, Perú y Bolivia
encabezan la producción global. De 2010 a 2021, la producción mundial pasó de
914 a 2.074 toneladas. En ese periodo, Colombia duplicó su producción de 329 a
972 toneladas; Perú pasó de 369 a 785; y Bolivia de 216 a 317”.
Sin embargo, el gobierno de EEUU, con el fin de dar forma a la narrativa de un invento, el Cartel de los Soles, ha comenzado operaciones de guerra frente a las costas venezolanas. El portal de noticias CNN Español detalló a principios de mes que “al menos 8 buques conformados por destructores, buques de asalto anfibio, un crucero e incluso un submarino nuclear: Estados Unidos ha desplegado una impresionante flota de guerra en aguas del Caribe en costas venezolanas en las últimas semanas con el objetivo, según la Casa Blanca, de combatir el tráfico de drogas en Venezuela”. De acuerdo con un reporte anterior de CNN, en la región “operan al menos tres destructores de la clase Arleigh Burke, el USS Gravely, el USS Jason Dunham y el USS Sampson. Al igual que dos transportes anfibios clase San Antonio: el USS Fort Lauderdale y el USS San Antonio”.
Además, CNN anunció
que “se han desplegado también un crucero clase Ticonderoga, el USS
Lake Erie, un buque de combate litoral, el USS Minneapolis-Saint Paul,
y un submarino de propulsión nuclear no identificado, cuyas ubicaciones no se
conocen al momento”. Toda esta movilización es justificada, de acuerdo al
gobierno estadounidense, para combatir el tráfico de drogas proveniente de nuestra
nación.
Ahora bien, el pasado fin de
semana, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, informó sobre un
nuevo golpe contra el narcotráfico que permitió la incautación de 4 toneladas
de cocaína en dos operativos coordinados entre su país y autoridades
internacionales.
Conforme a la información oficial emitida por el gobierno de Petro, “la cocaína tenía como destino Europa y era transportada en diferentes modalidades: en remolques, un barco de gran calado y contenedores. La carga habría salido desde Puerto López, en La Guajira, y se presume que cruzó cerca de un buque militar estadounidense antes de ser detectada”.
Teniendo esto en cuenta, resulta difícil comprender que un cargamento de 4 toneladas de cocaína pase desapercibido frente a 8 buques de guerra estadounidense y éstos si sean capaces de detectar y destruir lanchas y peñeros dedicados a la pesca en aguas profundas, que, según las declaraciones ofrecidas por voceros estadounidenses, iban cargados de droga.
El 01 de marzo de 2020, Trump anunció que EEUU envió buques de la Armada hacia Venezuela para reforzar sus operaciones antinarcóticos en el Caribe, luego de presentar cargos por narcotráfico contra el presidente Nicolás Maduro, "hoy EEUU está fortaleciendo sus operaciones contra las drogas en Latinoamérica para proteger al pueblo estadounidense del azote mortal de las drogas. No dejaremos que los carteles del narcotráfico se aprovechen de esta pandemia para amenazar la vida de los estadounidenses", anunció Trump en una rueda de prensa en la Casa Blanca.
Pero, ¿cuál es el objetivo de
decir que Venezuela es un país narcotraficante? Pues es simple:
apoderarse del territorio para asegurar el tráfico en la región, de acuerdo a
los pactos establecidos con Juan Guaidó en su momento y ahora, con María
Corina Machado y hacerse con la reserva de petróleo más grande del planeta.
Respecto al tema, la vicepresidenta
Delcy Rodríguez hizo una presentación sobre la narrativa del
narcotráfico como un nuevo instrumento de agresión contra el país. Aseguró que es una
campaña psicológica en contra nuestro Pueblo.
De acuerdo a la revisión
realizada desde 1999 a 2025 por el Informe Anual de la UNODC, se pudo
constatar que Venezuela no es un país relevante en materia de drogas, no
es un país productor de drogas, no es un país en donde se cultiva ni se
produce ni se trafica con droga, tampoco es un país con alto niveles de
consumo.
Las cifras presentadas en el Informe
de la UNODC, revelaron que los países
productores latinoamericanos son Colombia, con el 61%; Perú, con
el 26%; y Bolivia con el 13% de los cultivos de droga. Respecto al
tráfico tenemos a Ecuador, con el 87% que se produce en ese país y en Colombia
por la vía del Pacífico; un 8% de la droga producida sale por la Guajira
colombiana y las costas del Caribe. Sólo un 5% de la producción de
droga que sale del país vecino se pretende movilizar a través del territorio
venezolano que tienen como destino las islas del Caribe y Europa.
De acuerdo a los números de
la UNODC, no es por el océano Atlántico por donde se establece la
mayor ruta del narcotráfico utilizada para su distribución, sino por el océano Atlántico
que pasan el 87% de la droga producida en Ecuador y Colombia;
entonces, y si es la intención del gobierno estadounidense detener el
narcotráfico, cabe preguntarse: ¿Por qué no llevan sus buques al Pacífico?
¿Será que la lucha es por otra razón?
Tampoco, Venezuela
figura en las rutas de drogas sintéticas (metanfetaminas y fentanilo); que
mayormente provienen de Oriente medio y África, de acuerdo a los
datos reflejados por el informe de la UNODC.
Lo que sí ocurre en nuestro
país es la incautación importante de droga cuando pretenden usar nuestro
territorio como una ruta segura, solo este año se han retenido y destruido 56
toneladas de este producto. De hecho, según las cifras de los organismos
internacionales sobre este flagelo, se incrementaron los decomisos luego de que
nuestro país se retirara de la Oficina de Administración de Droga (DEA),
registrando entre 1999 y 2004 una incautación de 209.65 T y desde 2005 al 2025
1.054 T de esta mercancía. Estas cifras respaldan la tesis de que la presencia
de la DEA en Venezuela obedecía a la promoción de golpes de
estado y desestabilización interna.
Venezuela no
cultiva ni produce ni trafica droga; realmente se encuentra amenazada y en la
mira del blanco imperial que busca rutas seguras para la distribución de droga
y asegurar el abastecimiento de petróleo y gas, utilizando la excusa del
combate contra el narcotráfico, que claramente no tiene asidero ni legal ni
real.
AMELYREN BASABE/REDACCIÓN MAZO