Opioides, salud, entretenimiento y paradigmas: El narcotráfico es un problema con muchas aristas (+EEUU)

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Se ha hecho un negocio a partir de la necesidad de bienestar de la gente para aguantar el estilo de vida
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Publicado: 24/10/2025 05:00 PM

El consumo de opioides en EEUU es recetado para ayudar a la gente a aguantar el estilo de vida norteamericano: medicinas para el insomnio, el estrés y la concentración, que se debilitan por la cotidianidad de las personas. Se ha hecho un negocio a partir de la necesidad de bienestar de la gente dentro de una sociedad que permanentemente, se mantiene al límite: exceso de horas de trabajo, cuentas impagables para mantener estilos de vida, que al final, no la vives, porque estás siempre trabajando.

Si nos preguntamos ¿Qué significa el combate contra las drogas? Pues se fundamenta en la criminalización del adicto y de la pobreza. El profesor de la Universidad La Gran Colombia (Colombia), Mauricio Luna Galván, explicó en su investigación llamada “El narcotráfico como crimen organizado: comprendiendo el fenómeno desde la perspectiva trasnacional y multidimensional”, que una de las narrativas que se desarrolla, es la criminalización del adicto, “las personas adictas son enfermas, tienen un problema de consumo, por lo tanto, no son criminales, son pacientes que necesitan tratamiento y atención; y, para lo cual, no han planificado ninguna política para tender este problema de salud pública. Estas personas requieren un plan de atención social, no una cárcel”.

Añadió Luna Galván que “no se puede ganar la carrera al crimen organizado en torno al tráfico de drogas, sino atienden las causas originales del problema, que son ocasionadas por el sistema financiero como generador de pobreza; y se necesita tener el problema para tener mano de obra barata para sus empresas legales o ilegales. Si no le das otro tipo de oportunidad de desarrollo a las personas en situación de pobreza, que no sean este tipo de actividades, incluso de manera forzada, no se va a solucionar el problema. De la misma manera; las personas adictas, que tienen un problema de consumo, no son criminales, son pacientes que necesitan atención médica, es un problema de salud pública que no se atiende, no deben catalogarse como delincuentes”.

En referencia a los cárteles de droga, cabe la pregunta: ¿Quién bautizó a los Cárteles? ¿Quién decide si hay un cártel o no?Los cárteles son una instrumentación narrativa creados por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) que junto con la Administración de Control de Drogas (DEA) diseñaron esas estructuras para de construir un enemigo común y enfocar los combates en contra de él, pero no tiene sustento serio.

El investigador y periodista mexicano Jesús Escobar Tovar detalló que “de acuerdo con la narrativa estadounidense, los cárteles son una estructura que tiene y maneja tecnología, economía, banqueros, políticos, campos de reclutamiento, campos de exterminio, además de tener la capacidad de lavar dinero en el sistema financiero de cualquier país, ¿quién puede manejar todo eso? ¿Cuándo “cae” un capo de la droga, ¿Afecta el negocio? Es raro todo esto. Se magnifican estos personajes (capos de la droga) para evitar hablar sobre el problema real, que es el consumo”.

Un exagente de la DEA, quien no quiso dar su nombre, declaró que es la CIA la que “dota de armamento a los cárteles para articular las empresas estadounidenses que venden armas, tanto a los ejércitos del mundo como a las bandas criminales. Simplemente es un negocio”. Esta afirmación también la hizo el exoficial de la CIARalph McGehee, quien estuvo asignado en Asia Oriental y el Sudeste Asiático entre 1968 y 1970, revelando algunos datos en su libro publicado en 1983 y titulado Deadly Deceits (Engaños Mortales).

Respecto a la proliferación de la violencia, Escobar Tovar comentó que “lo que se busca es generar la violencia para luego salvar y controlar; un ejemplo es la minería en México: EEUU surte de armas las zonas donde está la extracción para controlar y luego intervenir. Entonces, se financian y crean grupos armados y manejan las actividades comerciales asociadas con la minería; así lo hicieron con el grupo de exterminio llamado Los Zetas; este grupo formado por expolicías, exsoldados del ejército con la venia de los organismos de seguridad de la región, que se encontraban amenazadas sus familias, en caso de no colaborar con el desarrollo de las actividades de mercadeo minero. Si bien es cierto, que era un problema social, la magnitud declarada en los medios por parte de EEUU, no eran una justificación que ameritaba una intervención de otro país”.

Utilizando la misma estrategia de la violencia, el exagente de la CIA, McGehee explicó el caso de El Congo; que sufre un genocidio desde hace más de 30 años: “violencia interna, violencia de Estado y violencia de los países vecinos como Ruanda, que llegó a un acuerdo con Francia e Inglaterra para robar el oro al Congo. Estos pagan grupos mercenarios para extraer el oro a punta de violencia, atacando las poblaciones; luego los califican como narcos y los presentan como un problema, pero, a su vez, los financian, los compran sus mercancías y obtienen ganancias de ello. Otra vez, vemos como el poder económico usa ese tipo de prácticas para controlar mercados, territorios y sociedades. Empresas de comunicación (telefonía, medios y tecnología) y empresas de fabricación de armas son las que se abastecen de los minerales raros extraídos a través de la violencia”.

A esta realidad se le suma la creación mediática, a través de la industria cinematográfica y televisiva más grande del mundo, los narcos héroes: Personajes intocables, resguardados y con mucho poder, provenientes de lugares donde abunda la pobreza y se convierten en los grandes dueños de toda una maquinaria de siembra, creación y distribución mundial de drogas. Un artículo publicado por la Universidad Nacional de México, realizado por Jorge Alan Sánchez Godoy llamado Procesos de institucionalización de la narcocultura (2009), detalló que “esta construcción idealizada de los narcos, también es acompañada con la cultura desde el arte (cine, series, novelas y canciones) que romantiza el crimen y ataca a una generación que crece con eso como ideal de vida (narco cultura). ¿Es lógico que un país que quiera acabar con el negocio de las drogas, permita que se desarrollen novelas, series y películas enalteciendo la vida de un narco?  ¿Por qué lo hacen? Bueno, es para consolidar un discurso que legitime y normalice la vida criminal para que sea cada vez más fácil consolidar el mercado de la droga”.

Esto no es solo una cuestión de dinero, ni de apología del delito, es una legitimación de una vida criminal, pero, ¿Por qué razón? Por ejemplo, la vida de un sicario: un ser humano que se siente desechable, en una entrevista para su tesis de postgrado en sociología de la Universidad Nacional de México (UNAM), Sánchez Godoy entrevistó a varias personas dedicadas a esta práctica violenta y en el estudio ellos consideran que nacieron para ser lo que son, que tuvieron mala suerte, que hacen un trabajo que alguien más tendría que hacer, y que si ellos eran asesinados, no pasa nada, que prefieren vivir un año con un celular último modelo, una camioneta y dinero en el bolsillo, que estar toda la vida de pobres.

Si esto lo asociamos con el poder económico como generador de la pobreza, vemos como la otra parte del poder económico, romantiza la vida criminal y entonces legitima y normaliza un comportamiento, entonces los jóvenes que no tienen salida o que tienen una vida muy precaria; dicen ellos: “Mejor lo intento como sicario”, y así lo reflejan las narcoseries, por ejemplo. 

Elevar la figura del narcotraficante con mujeres, dinero y poder, vender esa idea, para que ser narco sea algo aspiracional, ya no es solo decir “estoy aquí por necesidad”, ahora, lo venden como una forma de vida que se pretende tener.

Añadió Sánchez Godoy que “esto va de la mano con el discurso de que los estudios no sirven para nada, no es necesario ir a la universidad, es mejor ser influencer, narco, modelo de webcam, entre otros; esto con el fin de promover una vida sin sentido de valor social, fortaleciendo así una narcocultura: mano de obra barata desechable para alimentar un sistema económico y financiero sustentado por el narcotráfico”.

Y al seguir revisando, nos damos cuenta que, quien entrena a los grupos violentos, pues, no son otros que los soldados estadounidenses en la Escuela de las Américas, que también sirvieron como sitios de entrenamiento de los ejércitos latinoamericanos.

Por esto, hay que cuestionar todas las noticias que viene desde EEUU, tenemos la costumbre de asumir fácilmente el empoderamiento de la narrativa estadounidense cuando habla de cárteles en Latinoamérica, violencia y su lucha contra el narcotráfico y desde ahí, asumimos sus discursos como ciertos y los repetimos, dándole poder sin cuestionar siquiera, si realmente existen.  


AMELYREN BASABE/REDACCIÓN MAZO

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