El historial de la CIA como ente regulador del narcotráfico

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La CIA hizo de Afganistán un lugar seguro para la siembra del opio
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Publicado: 12/12/2025 05:00 PM

A pesar de que el gobierno de EEUU declara casi a diario que lucha contra el narcotráfico, la Agencia Central de Inteligencia (CIA) es la organización que durante años ha coordinado el negocio de las drogas en el mundo.

De acuerdo a investigaciones de periodistas norteamericanos, como Daniel Finn, la CIA ha tenido una larga participación en el tráfico de drogas desde el final de la Segunda Guerra Mundial; incluso Dennis Dayle, exjefe de una unidad de élite de la Administración de Control de Drogas (DEA) declaró que “en mis 30 años de trayectoria en la DEA y agencias relacionadas, los principales objetivos de mis investigaciones casi invariablemente resultaron ser trabajadores de la CIA”.

De la misma manera, William Blum, escritor sobre política exterior e inteligencia y autor del libro Matando la esperanza: Intervenciones militares y de la CIA de EEUU desde la Segunda Guerra Mundial, detalló cronológicamente cómo esta organización es realmente una estructura para solapar actividades ilícitas, y coincide con lo que se explicó en el texto Memorial de Atrocidades de la CIA escrito por el periodista Steve Kangas, en el que se revelaron las operaciones de la agencia sobre el tema del narcotráfico. Aquí traemos un resumen de ello:



Francia, entre 1947 y 1951

Las armas, el dinero y la desinformación de la CIA permitieron a las organizaciones criminales corsas en Marsella arrebatarle el control de los sindicatos al Partido Comunista. Los corsos obtuvieron influencia política y control sobre los muelles, condiciones ideales para consolidar una alianza a largo plazo con los distribuidores de drogas de la mafia, lo que convirtió a esa ciudad en la capital de la heroína de la posguerra en Occidente. Los primeros laboratorios de heroína se abrieron en 1951, solo unos meses después de que los corsos se apoderaran del puerto.

 

Sudeste Asiático, década de los 50

El Ejército Nacionalista Chino, organizado por la CIA para librar una guerra contra la China comunista, se convirtió en el magnate del opio del Triángulo Dorado (partes de Birmania, Tailandia y Laos), la mayor fuente mundial ésta droga y heroína. Air America, la principal aerolínea propiedad de la CIA, transportaba la droga por todo el sudeste asiático.

 

Indochina, desde 1950 a principios de la década de 1970

La CIA, durante la intervención militar estadounidense en Laos y otras partes de Indochina, conocidas hoy en día como Camboya, Vietnam, Birmania y Tailandia, a través de Air America transportó opio y heroína por toda la zona. Muchos soldados en Vietnam se volvieron adictos. Un laboratorio construido en la sede de la CIA en el norte de Laos se utilizó para refinar heroína. Tras una década de intervención militar estadounidense, el Sudeste Asiático se había convertido en la fuente del 70% del opio ilícito mundial y en el principal proveedor de materias primas para el floreciente mercado estadounidense de heroína.

 

Australia, desde 1973 a 1980

El Nugan Hand Bank de Sídney era un banco de la CIA. Entre sus directivos se encontraba una red de generales, almirantes y agentes estadounidenses, incluyendo al exdirector de la agencia, William Colby, quien también era uno de sus abogados. Desde sus sucursales en Arabia Saudita, Europa, el Sudeste Asiático, Suramérica y EEUU, el Nugan Hand Bank financió el narcotráfico, promovió el blanqueo de capitales y el tráfico internacional de armas. En 1980, en medio de varias muertes misteriosas, esta entidad financiera quebró con una deuda de 50 millones de dólares.

 

Centroamérica, década de los 80

En Costa Rica, había varias redes de la CIA involucradas en el narcotráfico. Detalló el periódico Mercury News, que además de los que prestaban servicio a la operación narco Meneses-Blandón y el derrocamiento de Noriega, estaba el agente de, John Hull, cuyas granjas a lo largo de la frontera de Costa Rica con Nicaragua eran la principal zona de operaciones. Hull, junto con pilotos de la agencia, se unieron a George Morales, un importante narcotraficante colombiano radicado en Miami, quien más tarde admitió haber dado 3 millones de dólares en efectivo y varios aviones a los líderes del negocio. En 1989, después de que el gobierno de Costa Rica acusara a Hull de narcotráfico, un avión contratado por la DEA lo trasladó, clandestina e ilegalmente a Miami, vía Haití. Posteriormente, EEUU frustró repetidamente los esfuerzos de extraditar a Hull a ese país centroamericano para ser juzgado.

Otra red de narcotráfico con sede en Costa Rica involucraba a un grupo de cubanoamericanos contratados por la CIA como entrenadores militares para desestabilizar al gobierno de esa nación y para ello, utilizaban una empresa camaronera costarricense, que blanqueaba dinero para la organización y para canalizar cocaína a EEUU.

Sin embargo, esa no era la única ruta. Guatemala, cuyo servicio de inteligencia militar, estrechamente vinculado a la CIA, albergaba a numerosos narcotraficantes, y según la DEA, era otra parada en la ruta de la cocaína. Además, el contador del Cártel de Medellín en Miami, Ramón Milián Rodríguez, testificó que canalizó casi 10 millones de dólares a rebeldes nicaragüenses a través de Félix Rodríguez, veterano agente, quien trabajaba en la Base Aérea de Ilopango en El Salvador.

 

Haití, entre 1980 y 1990

Mientras trabajaba para mantener en el poder a líderes militares y políticos haitianos clave, la CIA se hizo de la vista gorda ante el narcotráfico de sus clientes. En 1986, la agencia incorporó más nombres a su nómina al crear una nueva organización haitiana, el Servicio de Inteligencia Nacional (SIN). El mandato del SIN incluía combatir el tráfico de cocaína, aunque sus propios oficiales participaban en el tráfico, un negocio con la complicidad de algunos líderes militares y políticos haitianos.


Afganistán, entre 1980 hasta principios de la década de 1990

Los rebeldes muyahidines, apoyados por la CIA, se involucraron activamente en el narcotráfico mientras luchaban contra el gobierno. El principal cliente de la agencia era Gulbuddin Hekmatyar, un importante capo de la droga, refinador de heroína, y quien además era el mayor beneficiario del apoyo militar de la agencia. Camiones y mulas suministrados por la ésta, que habían transportado armas a Afganistán, se utilizaron para transportar opio a laboratorios a lo largo de la frontera con Pakistán. Esta producción proporcionaba casi el 50% de la heroína consumida anualmente en EEUU y 3/4 partes de la consumida en Europa Occidental. Funcionarios estadounidenses admitieron en 1990 que no habían investigado ni tomado medidas contra la operación de narcotráfico para no ofender a sus aliados pakistaníes y afganos. Ya para 1993, Afganistán era conocida como la nueva Colombia del mundo de la droga.

Mientras, Washington sermonea al mundo sobre narcotráfico y seguridad, su propio historial revela décadas de complicidad, encubrimiento y operaciones clandestinas que destrozaron países enteros. Este expediente permite señalar a la CIA como la agencia que se encarga de ser el guardián de las actividades ilícitas estadounidenses, incluyendo el mercado de la droga, con el fin de resguardar tanto el consumo de la mercancía como las ganancias que de ese negocio se derivan. 


AMELYREN BASABE/REDACCIÓN MAZO

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