Obispos de las Antillas expresaron su preocupación por amenzas de EEUU en El Caribe
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Foto: Internet
Publicado: 26/10/2025 10:26 AM
La conferencia episcopal de obispo de las Antillas expresó, a través de un comunicado, su preocupación por las amenazas militares de Estados Unidos en el mar Caribe e hizo un llamado al respeto de la soberanía y la paz en la región.
En este sentido, los obispos repudiaro que la "seguridad fronteriza" sea usada como un excusa para despreciar la soberanía de las naciones independientes.
A continuación el texto íntegro:
25 de octubre de 2025
COMUNICADO DE PRENSA PARA PUBLICACIÓN INMEDIATA
De la Conferencia Episcopal de Obispos de las Antillas (AEC) Al Pueblo de Dios en el Caribe
La Conferencia Episcopal de Obispos de las Antillas ve con grave preocupación la reciente acumulación de activos navales y militares en el Caribe Sur, y las posibles implicaciones que esto plantea para el bienestar socioeconómico, político y humanitario de nuestra región y su gente.
En unas pocas semanas, el mundo conmemorará la 59.ª Jornada Mundial de la Paz. Al reflexionar sobre las palabras del Papa Pablo VI, quien en 1966, en la institución de esta observancia, instó a la humanidad a buscar la negociación en lugar de la guerra, reconocemos que una vez más nos encontramos en una encrucijada. El diálogo y la cooperación son urgentemente necesarios para aliviar las crecientes tensiones geopolíticas y fomentar una paz duradera.
Al mismo tiempo, debemos hablar con claridad sobre los desafíos morales que enfrenta nuestra región. El narcotráfico continúa devastando las sociedades caribeñas, erosionando vidas, futuros y el tejido moral de nuestras comunidades. Esta es una grave crisis para la Iglesia y para las familias de todo el mundo, y tenemos el deber de afrontarla. Sin embargo, la privación arbitraria e injustificada de la vida no puede justificarse como medio de resolución. Tales actos violan la sacralidad de la vida humana.
Asimismo, el desprecio por la soberanía de las naciones independientes no puede aceptarse como una medida razonable en nombre de la seguridad fronteriza. La guerra o la amenaza de guerra nunca son la solución adecuada. Citando al Papa León en una reciente Audiencia General: "Nunca debemos acostumbrarnos a la guerra". Su llamado hace eco del del Papa San Juan XXIII, quien proclamó que "la verdadera paz solo puede nacer de un corazón desarmado de la ansiedad y el miedo a la guerra".
La presencia de buques de guerra y la perturbación de los medios de vida marinos en nuestras aguas caribeñas representan amenazas reales e inmediatas para la estabilidad regional y el bienestar de nuestras naciones. Como pueblos unidos por una herencia compartida y una identidad colectiva, debemos seguir rechazando la agresión y la intimidación como medios para resolver conflictos o diferencias ideológicas. Nuestra historia ha demostrado que el diálogo y la negociación nos han sido útiles como naciones independientes unidas en comunidad y cooperación.
Estamos atentos a las voces y preocupaciones expresadas por nuestro pueblo e instamos a que nos guiemos por las enseñanzas de las Escrituras. Se nos manda amarnos unos a otros, incluso a nuestros enemigos. El mundo puede estar en guerra, pero estamos llamados a orar por la paz y a actuar en paz. En este Año Jubilar de la Esperanza, mientras la Iglesia continúa la antigua tradición del perdón y la restauración, reafirmamos nuestro objetivo común y nuestra hermandad compartida que trasciende las fronteras y los intereses nacionales.
La Iglesia se mantiene firme en la necesidad de proteger a todos en la sociedad, especialmente a los más vulnerables y económicamente marginados. Los objetivos de asegurar nuestras fronteras y eliminar el narcotráfico deben perseguirse con respeto a la ley, la dignidad de la vida humana y la comprensión tácita del profundo compromiso de nuestra región con la paz. A quienes han asumido el liderazgo, hacemos un llamamiento a la desescalada de la militarización y a un renovado compromiso con el diálogo y la unidad regional. A los fieles, les pedimos que renueven su fe y confianza en el Señor, resistiendo el desánimo y el cinismo que amenazan con abrumarnos. Los actos de reconciliación, la fiel observancia de los sacramentos y el rosario en familia siguen siendo poderosas expresiones de esperanza, expresiones que conmueven el cielo y pueden transformar los corazones de la humanidad.
Nos solidarizamos con todos los pueblos del Caribe, especialmente con los más directamente afectados por esta situación. Juntos, depositamos nuestra esperanza, confianza y oraciones en la búsqueda de una solución pacífica y justa que defienda la dignidad humana, la soberanía nacional y el bien común de todos.
REDACCIÓN MAZO