Intervenciones estadounidenses en América Latina: Una práctica recurrente
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Publicado: 23/05/2025 05:26 PM
Las intervenciones
estadounidenses han marcado la historia de América
Latina. A partir de 1823, con el establecimiento de la llamada Doctrina Monroe y su discurso de “América
para los americanos” usado como un alegato anticolonial para prevenir las
intervenciones del imperio europeo en suelo americano, luego de que la mayoría
de las colonias del viejo continente se habían independizado, luego se
convirtió en un arma de guerra para invadir otros países.
En otras palabras, el mensaje
de Monroe acabó mutando hasta
convertirse en el derecho a tener un área de influencia propia y exclusiva en
el continente, a través de la coacción de las naciones que lo conforman.
El intervencionismo
estadounidense en el continente americano ha sido una práctica habitual y
creciente durante el contexto de la Guerra
Fría, entre 1947 y 1991, solapado en la excusa de la desvirtuada de la Doctrina Monroe, el imperio estadounidense llevó a cabo intervenciones
militares o acciones desestabilizadoras través de sus servicios secretos, con
el fin de desestabilizar Gobiernos alineados con el bloque comunista o que
mostrasen simpatía hacia ellos; y para demostrarlo, traemos algunos ejemplos.
El 20 de diciembre de 1989,
en Panamá, el filólogo y analista Guillermo Castro Herrera recuerda que se despertó, como muchos otros panameños,
"con el sonido de las explosiones del bombardeo en el barrio del El
Chorrillo, durante tres días se permitió que se produjeran desórdenes de todo
tipo. Hubo una ola de saqueos enorme que aterrorizó a la población aún más…
Cuando finalmente entraron las tropas, fueron recibidas como salvadores”.
En el caso de Panamá indicó Castro Herrera que el
fin ulterior era “el control del país para mantener las rutas del narcotráfico,
el control de fronteras, y otros, que no son los específicos de la lucha contra
el comunismo”.
En el mismo tenor, el profesor
de la Universidad Andina Simón Bolívar de Quito, Wolf Grabendorff, añadió que “EEUU aprovechó esa oportunidad para
tener de nuevo el control del Canal, que siempre fue geopolíticamente uno de
sus principales intereses en la región”.
Las operaciones encubiertas
Los móviles de las intervenciones
estadounidenses, directas o encubiertas, han tenido carácter geoestratégico,
político o económico, según el caso, y han ido variando a lo largo de la
historia. El político español José
Antonio Sánchez Román detalló
que "no es lo mismo la intervención
en Cuba, en la guerra contra España a finales del siglo XIX,
que las intervenciones durante la Guerra Fría. Son contextos geopolíticos
y económicos diferentes”, además puntualizó que las intervenciones militares,
con desembarco de marines, habían sido habituales sobre todo en la primera
mitad del siglo XX, y citó como ejemplos los de Haití y Nicaragua”.
Sánchez
Román explicó que “en la segunda mitad del siglo pasado la
estrategia cambió, usando como herramienta las intervenciones encubiertas, a
través de organismos de inteligencia, apoyando a grupos opositores. El político
español puso como ejemplo el intento en Bahía
Cochinos, que fracasó y destacó de la misma manera el derrocamiento de Salvador Allende en Chile, en 1973, comentando que "no
lo quisieron hacer directamente, pero la inteligencia estadounidense estuvo conspirando
para que se produjera el golpe de Estado”, afirmó.
El apoyo a las élites
Respecto a este tema, el
profesor Grabendorff subrayó
que “una característica de las intervenciones estadounidenses es precisamente,
que no se han realizado contra las élites; por el contrario, estas elites han
contado con el apoyo de EEUU para
frenar alguna revolución o algunos cambios importantes en el sistema político
como reformas agrarias, principalmente en los países de la cuenca del
Caribe”.
Grabendorff
insistió
en que “los aspectos ideológicos no tienen una importancia tan grande como se
dice, siempre son los lazos fuertes que existen entre las élites tradicionales
de esos países y sus aliados en EEUU.
Así justifican las intervenciones declarando sus razones de corte ideológico,
cuando en realidad tienen que ver con intereses económicos”.
Ni democracia ni
estabilidad
“Luego de una intervención, el país queda peor que antes de ella”, así lo explicó el Grabendorff y acotó que “el efecto
más claro de las intervenciones, con excepción de los intentos fallidos en Cuba y Nicaragua, ha sido fortalecer a los sectores afines a EEUU”.
Respecto al efecto de las
intervenciones estadounidenses, el político Sánchez Román aseguró
que el impacto siempre ha sido negativo, argumentó que "la guerra contra España en Cuba, la ocupación de Cuba
y Puerto Rico o el derrocamiento de
Allende en Chile, no trajeron más democracia o más libertades para esas
naciones. Tampoco en Nicaragua ni en
Haití hubo más democracia o más
estabilidad y muchos menos hubo desarrollo económico”. A su juicio, las
"intervenciones militares o las intervenciones encubiertas lo que han
generado, aparte de la violencia inmediata, ha sido más polarización política y
civil”.
Hoy en día, parece haber
amplio consenso en el rechazo a las intervenciones militares directas, aunque
se mantienen otras vías para ejercer influencia en la región, como la
aplicación de sanciones económicas, por ejemplo.
El profesor Grabendorff se refirió al uso de la doctrina Monroe, con la que justifican las intervenciones cuando EEUU considera amenazada su
estabilidad económica y señaló que "es una historia muy larga y no vamos a
ver un cambio a largo plazo de ese pensamiento estadounidense, ahora cambian el
discurso con un nuevo argumento: necesitan garantizar su patio trasero en su
lucha en contra de China, sobre todo
porque el país asiático se comporta como un verdadero socio comercial y
financiero, lo que es visto por Washington
como una gran amenaza”.
AMELYREN BASABE / REDACCIÓN MAZO