El Nobel a Trump: La hipocresía de la paz
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Publicado: 27/06/2025 05:00 PM
Hace 128 años, Alfred
Nobel dejó claro en su testamento la voluntad que creyó corregiría el rumbo
de la humanidad: "El Premio de la Paz ha de conferirse a la persona que
haya trabajado más o mejor en favor de la fraternidad entre las naciones, la
abolición o reducción de los ejércitos existentes y la celebración y promoción
de procesos de paz". Así lo dejó plasmado reafirmando su fe.
En 2003, el periodista Ricardo
Moreno publicó un reportaje llamado La otra cara de los Premios
Nobel en El País de España, en donde explicó que “cuando Alfred
Nobel creó los premios que llevan su nombre, ya había conquistado la
inmortalidad con el invento de la dinamita, que revolucionó la explotación de
minas y la construcción de túneles, pero que también aumentó el carácter
mortífero de las armas. Quizás por ello nunca logró este premio el escritor August
Strindberg, quien se refirió al dinero de su compatriota como 'el dinero
de la dinamita'".
Ante los comentarios de los intelectuales
de la época, Nobel quiso resarcir el daño que podría hacerse con su
descubrimiento, al crear un premio especial destinado a aquellas personas o
instituciones que hayan realizado investigaciones, estudios y descubrimiento de
trascendencia para la humanidad y que requiere de un proceso selectivo y
riguroso.
Sin embargo, la reputación de
la Fundación Nobel se ha visto manchada por realizar inversiones y
otorgar premios a personas con una trayectoria belicista reconocida
mundialmente. Las críticas aluden a la "ética", debido a la obtención
de ganancias por la venta de armas, tal es el caso de la fábrica Bofors,
de la que la Fundación es accionista y está acusada de vender armamento a
países con regímenes que violan los derechos humanos o que se encuentran en
algún conflicto bélico.
Añadió Moreno que la Fundación
Nobel gana dinero por venta de armas y paralelamente otorga un Premio
Nobel de la Paz, a lo que, al respecto, un vocero de la institución
argumentó que “no hay contradicción en invertir en industrias armamentistas y
la defensa de la paz”.
En el mismo sentido, en 2017 la
organización Facing Finance y el canal alemán ZDF
denunciaron a la Fundación Nobel de invertir en empresas que fabrican
armas nucleares, acusación que fue admitida por el entonces director de la
Fundación, el señor Lars Heikensten. En ese mismo año, el periódico Swissinfo.ch
(SWI) publicó una nota en la que la asociación noruega Future in our Hands
acusó a la Fundación Nobel de tener participaciones en fondos presentes
en el capital de empresas involucradas en la fabricación de armas nucleares, y
tampoco fue desmentida por su director.
No es de extrañar entonces, que un reconocimiento como éste que ha sido conferido a personalidades que pasaron a la historia como promotores de guerras, genocidios y destrucción, como Theodore Roosvelt, George Marshall, Henry Kissinger, Lech Walesa, Oscar Arias, Mijail Gorbachov, Jimmy Carter, Barack Obama y Juan Manuel Santos; esté postulado el presidente estadounidense Donald Trump, quien es el proveedor del armamento a Ucrania, maneja las decisiones de carácter bélico de la Organización para el Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y ataca a naciones como Irán, además de vender a Israel las armas que utiliza en el genocidio contra el Pueblo palestino.
AMELYREN BASABE / REDACCIÓN MAZO