El Almirante Padilla: ¿“Mártir de la democracia”?
Publicado: 04/11/2023 04:13 PM
Recientemente, el
pasado 2 de Octubre, se cumplieron 195 años del fusilamiento del Almirante
Padilla, héroe de la Batalla del Lago de Maracaibo del 24 de junio de 1823,
quien fue reconocido
por el Presidente de Colombia, ciudadano Gustavo Petro otorgándole el grado
de Gran Almirante en un ascenso póstumo y honorífico, en un modesto acto oficial en la Casa Nariño, sede del
Gobierno de la República de Colombia, refiriendo
su gran aporte a la República al comandar y triunfar en la Batalla Naval del
Lago de Maracaibo, comentó su origen humilde perteneciente a la clase de los
pardos, hijo de un negro y una indígena wayu, nacido en Rio Hacha en el Caribe Colombiano y lo consideró “mártir
de la Democracia” por la forma como murió.
Según el presidente
Petro, el Almirante Padilla fue injustamente “fusilado por Bolívar “(…) “condenado
por alguna de esas conspiraciones y bajo la construcción de argumentos
falases”. Lo más relevante de ese discurso fue que, además de resaltar la supuesta
inocencia de Padilla, afirmó que “es al Gran Almirante a quien se le debe en
realidad el golpe definitivo de la independencia” y agregó: “sin esa batalla es decir, sin el Almirante
Padilla nosotros no tuviéramos República, se debe entonces la Libertad y la
República a un negro, a un indio”.
El discurso del
presidente Petro, causa sorpresa por la contradicción que encierra respecto a
la significación que tuvo la presencia de la espada de Bolívar en su toma de
posesión como presidente de la República, lo que induce a pensar que se dejó
llevar por la tradicional historiografía colombiana, que considera a Padilla
inocente de la conspiración septembrina que intentó asesinar al Libertador, y a
este como un victimario, sin ninguna alusión a la realización de un juicio, a
las complejidades políticas de una guerra y de la Colombia de la época, acosada
por las intrigas contra Bolívar
liderizadas por Santander, cerebro de la conspiración.
La espada de Bolívar
en la toma de posesión del presidente Petro, significó proyectar el ideario y
la figura de Bolívar como guía de su gobierno; mientras que ahora al señalar a
Bolívar por la supuesta injusticia contra un pardo benemérito de la patria,
está avalando una versión que pone entredicho el compromiso del Padre de la
Patria con la igualdad y la justicia social.
La afirmación de que
sin Padilla no tuviéramos República, es una opinión exagerada, propia de las
rivalidades entre neogranadinos y venezolanos, existentes desde esa época, sin desconocer
que esa batalla fue decisiva para nuestra independencia, que significó la derrota a las pretensiones de los españoles
de continuar la guerra, y que Padilla hizo un gran trabajo como Comandante de
la escuadra patriota, operativizo exitosamente las estrategias definidas por un
colectivo de militares y civiles que se abocaron a planificar esa batalla, dirigió los combates imprimiendo
fuerza y ánimo a los combatientes marinos
y los pescadores aliados, destrozando a la poderosa escuadra Española
que duplicaba la de los patriotas, e hizo un gran equipo con las fuerzas de
tierra comandadas por el venezolano Manuel Manrique, de verdad mucho hay que
agradecerle; pero el énfasis del presidente Petro podría más bien obedecer a necesidades de la política
Colombiana a saber: exaltar un héroe popular indiscutible, para mostrar que la
patria también es de los negros y los indios y no solo de los “ infames blancos”,[1] la
oligarquía Santanderista, que siempre han dominado a Colombia.
Padilla recibió
honores después de la batalla naval del Lago de Maracaibo, fue elevado al grado
de Almirante ( general de división), Bolívar lo llamo el Nelson de Colombia[2],
lo declaró benemérito de la patria, le otorgaron una medalla de oro, pendiente del lado izquierdo de la casaca, con cinta
azul celeste, con el lema: Colombia, al General Padilla: Año de 1823., y una
pensión de tres mil pesos anuales sobre su sueldo, durante toda su vida; la
tercera parte de ella a su viuda o hijos después de su muerte, pero él no quedo conforme, esperaba un cargo
político, ya era senador desde 1822 pero
aspiraba la gobernación del departamento
del Magdalena, y la misma le fue de nuevo otorgada a Mariano Montilla, lo que
le generó descontento, se sentía discriminado, consideró que la compensación
que se le dio no era equivalente a la que habían recibido otros proceres, de la
clase de los blancos, premiados por servicios a la patria.
La radicalización del
Almirante Padilla.
Padilla no tenía
buenas relaciones con Mariano Montilla, por tensiones raciales y regionales
entre venezolanos y neogranadinos, y en particular porque Montilla lo metió
preso en 1815, lo acusó de traidor. Montilla participaba de las preocupaciones
y temores que tenían en general los blancos (blancos notables) contra los
pardos, sobre todo contra los que reclamaban igualdad, temores nacidos de la
experiencia de Haití y la de Venezuela de 1814 en ambos casos ocurrieron
insurrecciones de la población de color que significaron el exterminó de la población blanca.
Padilla se fue
convirtiendo en una referencia para los pardos organizados que reclamaban la
igualdad social, los blancos notables, veían a los pardos como una amenaza por
la movilidad social que habían adquirido
en Cartagena con ciertos fueros otorgados por la corona española sumado a la
ciudadanía y la igualdad social que por ley les otorgaba la República, pero en
la práctica, los prejuicios raciales se estaban restableciendo, los reclamos de
los pardos crecían y los temores de Montilla también, pendiente de contener posibles
tumultos que pudieran causar los descontentos.[3]
Al Almirante Padilla
por sus triunfos y su liderazgo, lejos de respetarlo, lo provocaban con
situaciones discriminatorias, si bien en el ejército se practicaba la igualdad,
en los espacios sociales se le discriminaba. Por otra parte, lo convocaban a la
lucha social ciertos personajes que ya estaban identificados y bajo la mira de
Montilla
Padilla contaba con
el aprecio del Libertador tal como puede apreciarse en una carta fechada el 2
de mayo de 1827, donde Bolívar responde otra de Padilla en la cual este le
había declarado su lealtad y Bolívar se lo agradecía. Padilla era Senador y por
esos días, se instalaban las deliberaciones del Congreso de Colombia, la
grande, el cual iba a decidir si aceptaba o no, la renuncia del Libertador a la
presidencia de la República, enviada por él en el 1825.
Padilla, había escrito
al Libertador sobre las discriminaciones contra los pardos y reclama la
violación del principio de igualdad por el cual habían luchado, una carta de Bolívar a Santander fechada el 7 de abril 1825 deja
constancia de ello, ya que en la misma, Bolívar le informa que recibió privadamente una
carta de Padilla donde éste le explica una declaración pública que hizo contra
las discriminaciones raciales así como su disposición a combatirlas con su
espada; por lo cual Bolívar recomienda a Santander, atender ese asunto, y dice:
Vd. Verá por ella el
espíritu que tiene respecto del gobierno y el sistema (…) Yo creo que este
negocio merece muy bien la atención del gobierno, no para dar palos, sino para
tomar medidas que eviten en lo futuro los desastres horrorosos que el mismo
Padilla prevé. La igualdad legal no es bastante por el espíritu que tiene el
pueblo, que quiere que haya igualdad absoluta, tanto en lo público como lo
domestico; y después querrá la pardocracia, que es la inclinación natural y
única, para exterminio después de la clase privilegiada. Esto requiere, digo,
grandes medidas, que no me cansare de recomendar
En 1826 le llegan a
Bolívar cartas que contienen muchas quejas entre ellas los reclamos de los
pardos, en respuesta, Bolívar escribe a Santander el 7 de junio de 1826 un texto
muy revelador del hastió que tiene por todas las complicaciones políticas y
sociales que están ocurriendo en Colombia, en su opinión, debido a que los
problemas no estaban sido bien tratados, dejando constancia que él no tenía
responsabilidades en esas situaciones y entre los casos cita a Páez y a Padilla
Si a Páez lo quieren estrechar los señores del
congreso para que vaya a Bogotá y él desobedeciere, yo no tengo la culpa de
semejante desatino. Si la constitución y las leyes que ha dado el congreso
tienen arruinada la república, yo no tengo la culpa.
Si el ejército está descontento porque lo tratan
mal y le pagan con ingratitud, yo no tengo la culpa.
Si la gente de color se levanta y acaba con todo,
porque el gobierno no es fuerte, y la locura de todos los convida a tomar su
puesto, yo no tengo la culpa.
Si a Páez y a Padilla los quieren tratar mal sin
emplear una fuerza capaz de contenerlos, yo no tengo la culpa. Estos dos
hombres tienen en su sangre los elementos de su poder y, por consiguiente, es
inútil que yo me les oponga, porque la mía no vale nada para el pueblo
Estas citas indican el
descontento general de la población en Colombia donde emergen el Almirante
Padilla y Páez como cabeza de los mismos, la propuesta de Bolívar para solucionar
esa situación configuró el enfrentamiento de Santander contra Bolívar, en el
cual Padilla se mantuvo ambiguo por un tiempo, pero luego tomó partido por Santander,
justo la corriente equivocada para el interés de los pardos.
Santander contra
Bolívar.
Santander había
manifestado que cuando Bolívar dejara la presidencia, él quería ser el
presidente, que ninguna otra posición sería para él satisfactoria[4].
Por ello desde 1826 cuando el Libertador planteó la Constitución Boliviana como
salida a la crisis política y social de Colombia, la grande, Santander se opuso
a la figura del presidente vitalicio y la vicepresidencia hereditaria, ya que
la misma no daba espacio a sus ambiciones de poder. Y considerando que Bolívar
tenía mucho poder, pues contaba con el respaldo del pueblo y del ejército,
apeló a su influencia en el Congreso y planteó una negociación a Bolívar, donde
finalmente acordaron[5]
que, Santander aceptaría la Presidencia vitalicia pero aplicable sólo a Bolívar
mientras viviera, la eliminación de la condición hereditaria de la figura
del Vicepresidente, y que Bolívar sometiera a Páez, por su alzamiento con la Cosiata
violando la Constitución vigente, y por el ultraje a la autoridad del
Vicepresidente. En contrapartida Santander garantizaría el apoyo del Congreso
para que se convocara la Convención de Ocaña y se reformara la Constitución.
A principio del 1827,
Bolívar estuvo en Caracas para atender la crisis provocada por la Cosiata, se
encontró con Páez en Valencia, para evitar la guerra civil, que ya estaba
encendida, le perdonó, concilio con él y le envistió como Jefe Supremo civil y
militar de Venezuela a cambio de que se subordinara a su autoridad y mantuviera
la unidad de Colombia. Ante esos hechos,
Santander desató su furia y comenzó una guerra abierta contra Bolívar, la
estrategia de lucha fue la guerra sucia, la mentira, la calumnia, tildarlo de Tirano, fue una guerra mediática
en periódicos, pancartas, panfletos,
diciendo que Bolívar se quería
coronar Emperador; el perdón a Páez, fue
la excusa de Santander para generar las condiciones que impidieran que Bolívar
pudiera establecer la Constitución de Bolivia o sencillamente cualquier otra
que reparara los errores de la que estaba vigente y restableciera la paz y el
entendimiento.
Había en Colombia
mucho descontento[6]
entre otras razones por la administración de Santander, de allí el
enfrentamiento entre Páez y Santander que luego se convirtió en enfrentamiento
Santander y Bolívar, que tuvo su momento cumbre el 25 de septiembre de 1828 y
que se conoce como la noche septembrina, donde se atentó contra la vida del
Libertador en una conspiración que fracasó dirigida de forma encubierta por
Santander, y en la que se vio involucrado Padilla
El golpe de estado en
Cartagena y la noche septembrina.
En el marco de la
conflictividad social y política que se desarrollaba en Colombia agravada por las
calumnias difundidas por Santander sobre la supuesta monarquía de Bolívar, entre
el 6 y el 9 de marzo 1828, el Almirante Padilla se alzó contra el gobierno de Montilla
en Cartagena, ocupó la sede del gobierno provincial, aprovechando un retiro de
tropa que se realizó por esos días, pero el golpe no tuvo el apoyo popular que
se esperaba, y fracasó, más adelante fue apresado. Vale resaltar que antes, en otro
momento, Padilla había impedido que su tropa, el batallón de Tiradores, firmara
una carta instruida por Montilla, para la Convención de Ocaña donde se atestiguara
que los problemas del ejército se debían a la administración de Santander[7].
Después del fracaso
del golpe de estado que dio en Cartagena viajó a Ocaña a la Convención a buscar
apoyo de Santander y no lo consiguió, lo dejaron solo[8] y
al regresar a Cartagena fue apresado por Montilla y enviado a Bogotá, allí en
la cárcel, lo encontró la conspiración septembrina contra Bolívar, la versión
más aceptada, dice que fue liberado por lo golpistas que atentaron contra
Bolívar y su gobierno, pero que él se negó a participar y se regresó a la
cárcel, igualmente en los interrogatorios manifestó desconocer del golpe, pero las
investigaciones del juicio establecieron que Padilla fue liberado para que
asumiera el comando de las tropas, en carta de Bolívar a José Fernández Madrid
el 14 de octubre 1828, se puede leer: “Padilla debía ponerse a la cabeza de
los conjurados, y así fue que lo primero que hicieron fue ponerlo en libertad.
El grito de viva el general Santander, viva la constitución de Cúcuta, era el
general. Acompañaba a este grito el de murió el tirano;”
Hasta donde se ha llegado
en esta investigación, las implicaciones de Padilla en la noche septembrina no
quedaron indiscutiblemente demostrada, como a otros le ofrecieron la Libertad
si atestiguaban contra Santander, pero no lo hizo, Bolívar dijo en una de sus
cartas que varios de los capturado se dejaban fusilar antes que delatar;
Bolívar y Padilla habían sido amigos, en la decisión de su fusilamiento debió
influir el alzamiento en Cartagena, su liderazgo critico en relación los
derechos de los pardos y el consabido temor a la guerra de colores sumado a su
alineamiento a la corriente de Santander.
De su alineamiento
con Santander da cuenta el fracasado golpe que dio en Cartagena, donde uno de
los apresados por dicho golpe de nombre Francisco Pacheco en su confesión señaló
a Ignacio Muñoz y a Padilla como los que dirigían el alzamiento de la milicia en
Cartagena y que según decían: “muerte a Montilla” porque quería someter al
pueblo a los principios de la tiranía de la Carta boliviana. Lo que indica que
el Almirante creyó en las calumnias difundidas por Santander, de que Bolívar
iba a coronarse y crear una monarquía. Que Padilla se alineo a Santander era un
hecho público y notorio, la prensa lo decía, también se conoce de una
correspondencia de Santander a Juan Madiedo, fechada en Ocaña el 17 de marzo de
1828, uno de sus seguidores a quien instruía, que escribiera en los periódicos
a favor de Padilla pues él era un “acérrimo defensor de la causa de la Libertad
y los decretos aprobados en la convención de Ocaña”
Bolívar y La
Pardocracia
El compromiso del Libertador
con la igualdad social, la abolición de la esclavitud, y la eliminación de los
privilegios de castas es indiscutible. El 2 de junio de 1816 en Carúpano dicto
el decreto de abolición de la esclavitud. En el 1819 y en 1821 pidió que en la Constitución
quedara establecida la abolición de la esclavitud y no lo consiguió. En la
Constitución de Bolivia de nuevo se contemplaba y esta vez sí había quedado
establecida junto a otras reivindicaciones para los indígenas y la educación
popular gratuita para todos, a cargo del estado. En el 1821 la negación por
parte del Congreso de la solicitud de “libertad de vientre” en favor de los
esclavos, hecha por el Libertador como premio al ejército Libertador por el
triunfo en Carabobo, significó el restablecimiento de la esclavitud.
Para eliminar causas
de los descontentos y asegurar la igualdad social, Bolívar quería modificar la
Constitución que regía en Colombia, la grande, teniendo como modelo la
Boliviana que fue su creación. El veía los reclamos de los pardos, como
trastornos naturales porque se estaba construyendo una república igualitaria a
partir de una sociedad dividida en castas, por eso era partidario de la
libertad de los esclavos y profundizar la igualdad; pero era enemigo de los
tumultos y desordenes que calificaba de anarquía, pues temía que se
radicalizaran y se llegara a situaciones como la de Haití y Venezuela en el
1814, extremismo que llamaban la pardocracia.
En Angostura dijo: “Un gobierno republicano ha sido, es, y debe ser el de
Venezuela, sus bases deben ser la soberanía del Pueblo: la división de los
poderes, la libertad civil, la proscripción de la esclavitud, la abolición de
la Monarquía y de los privilegios, necesitamos de la igualdad para refundir, digámoslo
así en un todo la especie de los hombres, las opiniones políticas y las
costumbres públicas”
En Angostura clamo: “Yo abandono
a vuestra soberana decisión la reforma o revocación de todos mis estatutos y
decretos; Pero imploro la libertad absoluta de los esclavos, como imploraría
por mi vida y la vida de la republica
En abril de 1820,
ante que negaran la propuesta que hizo en el congreso en el 1821 sobre Libertad
de vientre, escribió a Manuel Valdez: “Esta probado por la máxima de la
política y del ejemplo de la historia que todo gobierno libre que comete el
absurdo de mantener la esclavitud es castigado con la rebelión y quizás con el
exterminio como el caso de Haití”.
Pero, como se dijo antes,
si bien estaba enfrentado a las oligarquías y sus diputados, por su compromiso
y convicción en defender la igualdad social y la abolición de la esclavitud,
temía mucho a las insurrecciones de la casta de los pardos porque decía que su
tendencia natural era plantearse el exterminio de los blancos (la pardocracia).
En cuanto al
fusilamiento de los comprometidos en la noche septembrina, el Libertador en una
primera reacción quiso hacer un perdón
general a todos los involucrados, pero fue convencido que no era correcto, el
proceso en investigaciones tomaron el mes de octubre y parte de noviembre, las
sentencia que salían de la Comandancia General, eran sometidas a la
confirmación del Consejo de Ministros, y en relación a Santander, por las
presiones que había recibido presumía los resultados, al respecto vale su
opinión en correspondencia a Mariano Montilla 14 de
noviembre 1828
¡Con cuanto sentimiento habrá Vd.
Oído la noticia de la gracia hecha a Santander y sus compañeros! Bien lo
considero, pero no lo he podido evitar; primero decían mis juiciosos
amigos que no se debían condenar sin prueba evidentes, y después que no era
conveniente ejecutarlo; últimamente, me han probado que mi gloria valía más que
la Patria. Yo he conservado el título de magnánimo y la patria se ha perdido.
Mucho me duele, pero no lo puedo ya evitar
Y a Pedro Briceño Méndez el 16 de noviembre dice:
Mi existencia ha quedado en el
aire con este indulto, y la de Colombia se ha perdido para siempre. Yo no he
podido desoír el dictamen del consejo con respecto a un enemigo público, cuyo
castigo se habría reputado por venganza cruel. Ya estoy arrepentido de la
muerte de Piar, de Padilla y de los demás que han perecido por la misma causa:
en adelante no habrá más justicia para castigar el más feroz asesino, porque la
vida de Santander es el pendón de las impunidades más escandalosas.
En Conclusión
El Almirante Padilla fue
fusilado en el proceso judicial a los participantes en la conspiración de la
noche septembrina aun cuando sus implicaciones en el mismo no fueron
indiscutiblemente establecidas, pero debió ser visto como un peligro por su
identificación publica con la corriente Santanderista unido a su liderazgo en el
movimiento de los pardos en el caribe colombiano, que reclamaban poder político
y que había acaudillado, aunque sin éxito, un golpe de estado en Cartagena. Lo
lamentable es que Santander fue perdonado por el Libertador, muy a su pesar, por
recomendación del Consejo de ministros entre otras presiones, hecho que dejó sin
sentido el castigo ejemplar que se pretendió con el fusilamiento de Padilla, y
ha facilitado la interpretación del mismo como un hecho de racismo.
Es de lamentar también
el engaño en el cual cayo Padilla quien se había convertido en vocero de los pardos,
por lograr la igualdad social absoluta con disposición a levantar su espada, pero
se equivocó, alineándose con Santander quien representaba a una corriente aristócrata,
y esclavista. El Almirante Padilla, más que un “mártir de la democracia”, como
lo señalo el presidente Petro, fue una víctima de las campañas mediáticas de
Santander, contra el Libertador Simón Bolívar.
Por otra parte, en
relación a la afirmación del presidente Petro, que se le debe la Republica a un
negro, vale decir que la Republica de Colombia la grande, y las naciones que
ayer la integraron, le deben la República, no a un negro sino a muchos negros e indios que
formaron el ejército Libertador y al genio de Bolívar que siempre quiso darles
la igualdad y la felicidad, la frustración de sus nobles objetivos se les debe
a los Páez y los Santander pero en mayor grado a este último quien traiciono la
confianza de Bolívar, al punto que Bolívar, después de quererlo tanto, termino calificándolo
como un “infame blanco”
María Magdalena
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