¿Cómo opera el fascismo en América Latina? (1)
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Publicado: 27/09/2024 06:00 PM
El imperio estadounidense dirige la arremetida fascista en América
Latina y para ello tiene una
organización criminal que sólo ha traído caos a la región y a continuación explicaremos cómo está estructurada.
En los últimos años, hemos
sido testigos de una preocupante alianza entre proyectos políticos autoritarios
y lo que llaman algunos expertos la nueva
aristocracia financiera y tecnológica.
Así lo explican en su obra conjunta los investigadores Paula Giménez y Matías Caciabue llamada “Neofascismos en la región: el territorio virtual como ámbito de
construcción de poder” y detallan que se trata de una “redefinición de las
dinámicas de poder mundial, que profundiza una lógica de violencia simbólica y
cognitiva, amenazando, incluso, a la soberanía de nuestras democracias”.
La realidad en países como Brasil, Chile, El Salvador y Argentina es un ejemplo claro de esta tendencia. Los neofascistas se configuran en la región a partir de la
desesperación de grandes fragmentos sociales, ofreciéndose como los dueños de
una verdad única o de libertarios, a
costa de la violencia y la represión en los pueblos de América Latina.
Los investigadores Giménez y Caciabue explican que “la violencia económica y política se
recrudece, los líderes regionales impulsados bajo las consignas de la libertad
y la seguridad social destilan odio, agresión y maltrato sin escatimar acciones
ni palabras, habilitando a sectores de la sociedad que acompañan estas
propuestas a que también lo hagan en las calles”.
El
neofascismo en la región
Otra vez,
luego de haber superado represiones por dictaduras y gobiernos de corte
liberal, aparece un retroceso social que ha traído más dolor a los Pueblos de América del Sur. Así tenemos a la Argentina
de Javier Milei, en la que los medios no hablan de la represión que vive el Pueblo en
las calles de Buenos Aires, pero sí hablan de bajar la edad de imputabilidad
desde el relato de la seguridad en la región que tantos gobiernos han sabido y
saben construir, teniendo en cuenta el último informe emitido por la Universidad Católica Argentina (UCA)
en que detallan que “la pobreza alcanzó al 54,9% de las personas en el primer
trimestre de 2024, y en los menores de edad alcanzó en el primer trimestre al
70%, la indigencia al 30,8%.
Vimos también como el Brasil de Bolsonaro se caracterizó por la privatización de industrias nacionales, aunado a la presencia de grandes empresarios, la iglesia evangélica y las cúpulas militares en los órganos de gobierno, profundizando la desigualdad económica en el país y fomentado por un clima de violencia política. En el gigante del sur se vivieron ataques y asesinatos de militantes del Partido de los Trabajadores durante la última campaña electoral, en un contexto social con un significativo aumento en la compra y posesión de armas. Entre sus iniciativas más relevantes, se destacan los decretos que redujeron las restricciones para la compra de armas y municiones, además del permiso para que los ciudadanos brasileños posean un mayor número de armas.
Bolsonaro,
un fascista confeso, estableció las políticas de seguridad a su imagen y
semejanza, lo que generó condiciones para que el 8 de enero de 2022 sus
seguidores intentaran asaltar el Palacio
de Planalto, con el fin de deslegitimar la victoria electoral de Luiz Inácio Lula da Silva.
En el mismo sentido, y con
la intención de fortalecer su régimen totalitario, Nayib Bukele en El Salvador
acordó un plan para convertir al país en un centro tecnológico regional bajo el
eje de la modernización del país con la empresa Alphabet, filial de Google;
para trasladar toda la información pública del país a manos de esta empresa.
Los investigadores Giménez y Caciabue coinciden en su investigación en que “estos mandatarios de corte liberal y neofascistas alineados con EEUU e Israel, comparten sus políticas de seguridad y de militarización de la sociedad civil” y añadieron que "la Casa Blanca gira instrucciones desde Instituciones como la Agencia Internacional de Inteligencia (CIA), la Fundación Nacional para la Democracia (NED), el Centro Carter y organismos internacionales como la Unión Europea (UE), la Organización para las Naciones Unidas (ONU) y la Organización de Estados Americanos (OEA); desde allí se financian operaciones, planifican atentados, coordinan intervenciones, declaran en contra y suministran armamentos para desestabilizar los países que son de interés para este imperio".
Bajo esta línea, el pasado
miércoles 25 de septiembre, pudimos observar el comportamiento de los
mandatarios de Chile, El Salvador,
Argentina, República Dominicana, Guatemala, Uruguay y Panamá arremeter contra Venezuela
en la 79° Asamblea General de la Organización de la ONU, haciendo
reclamos que, ante el mundo, pretenden poner en tela de juicio la seriedad de
los poderes que conforman el Estado.
Además, como parte de las declaraciones
durante la 79° sesión de la ONU, se reunieron en Nueva York el Secretario de Estado Antony Blinken; el Secretario de la OEA, Luis Almagro; la Canciller de Argentina y demás países socios para
decidir sobre el retorno de la democracia en Venezuela; irrespetando la voluntad soberana de un Pueblo que se
expresó y reeligió a Nicolás Maduro como presidente.
Ya es el tiempo de que el
mundo finalmente entienda que somos soberanos e independientes, que los
problemas de los venezolanos sólo
los resolvemos los venezolanos y que por sobre todo, somos nosotros quienes
garantizamos la Paz del país.
AMELYREN BASABE/REDACCIÓN MAZO