Publicado: 07/05/2025 09:00 PM

(EL NACIONAL y LA ESFERA, 5 de mayo 1961)

• Con una inflación anual del 1,6%, ingresos fiscales de U$D 777.581,39 (equivalentes hoy a 7.770,oo millones U$D) y clasificado como el tercer país mayor exportador de petróleo en el mundo (3,5 millones de barriles diarios), el presidente Rómulo Betancourt decretó medidas de hambre para la clase obrera, trabajadora y campesina que lo llevó al poder. Comportándose como un traidor solapado.
• Asesorado por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la banca de Nueva York, decretó el despido masivo de empleados públicos y de obreros de la construcción, además de la reducción del 10% del salario y el recorte de la nómina del Estado. Éste fue el primer paquetazo del Pacto de Punto Fijo.
• Con ello pretendía cerrar una supuesta brecha del déficit fiscal de Bs. 533 millones para transferir la mano de obra y empleados cesantes al sector privado. Esto último nunca ocurrió.
• En 1961, Venezuela tenía 8.453.106 habitantes, 356 toneladas de oro en reserva monetaria, mantenía una producción sostenida de 3.500.000 barriles de crudo diarios, a un precio promedio de 2 U$D el barril. La tasa de crecimiento anual era del 1,6%. Es decir, aquello fue un saqueo.
• Sin contar los ingresos provenientes por las concesiones otorgadas a empresas extranjeras para la explotación del hierro, la operación siderúrgica y la procesadora de aluminio Reynolds, así como otras exportaciones tradicionales de nuestra economía formal.
• La retórica engañosa y retorcida de Betancourt, sobre una supuesta crisis económica, el déficit fiscal y los problemas de nómina de la administración pública, fueron algunos de los tantos pretextos que sirvieron para hipotecar nuestras riquezas.
• Para ello acudió al gran endeudamiento, en condiciones desfavorables, de 1.000 millones U$D (equivalentes hoy a 10.000 millones U$D),que solo favoreció al Chase Manhattan Bank, propiedad de su gran amigote Nelson Rockefeller. Propietario de media Venezuela en esa era del saqueo, el entreguismo, el despilfarro y el derroche.

REDACCIÓN MAZO