¡Saco de gatos! Entérese el infierno de peleas que desató entre vendepatrias la llegada de la Chik-Flada

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"Lo más dolorosamente cómico es ver cómo estos autoproclamados expertos en geopolítica arrastran a Trump a un callejón sin salida". afirmó el Patriota Vip
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Publicado: 17/12/2025 10:41 PM

December 17th, 2025.

Despacho Oval - Ala Oeste de la Casa Blanca.

Washington, de Diosdado Cabello.

PATRIOTA VIP

Hellooo, my friend furrialeaño. How are you? ¡Hermano! Hice una escala técnica en Washington antes de moverme al mítico Furrial York donde disfrutaré de sus icónicas montañas repletas de nieve. La misión: ponerme al día con la última temporada del complot eterno que cocina la élite apátrida venezolana, esa fauna sin raíz ni rubor que levita como moscas alrededor de María “La Chick-Flada” Machado.

Entre sonrisas plastificadas, ONG´s de utilería y discursos prefabricados sobre una “libertad” tan abstracta como selectiva, se articula —otra vez— el mismo libreto rancio. Un guion que ya conocemos de memoria: bloque y sanciones como castigo colectivo, tutelaje extranjero disfrazado de ayuda humanitaria y la fantasía recurrente de un colapso total que, según la oposición terrorista y apátrida, ¡esta vez sí!, ¡ahora sí!

A esta comparsa repetida, se suma, con entusiasmo casi folclórico, la gusanera cubanoamericana de Miami: un ecosistema de resentimiento fosilizado que vive del odio en conserva y de una nostalgia mal curada, unos muertos vivientes que son incapaces de aceptar que el mundo y la revolución cubana continuó avanzando sin pedirles permiso. Desde los rancios estudios de tv en el Sur de La Florida, desde lujosas oficinas de lobbies en Washington DC, desde laboratorios comunicacionales en México, Panamá, Chile y Argentina, intentar alimentar el sufrimiento del pueblo venezolano, con la liviandad de quien rompe la vajilla y jamás paga la cuenta.

El objetivo de la élite que perdió el control de nuestras riquezas en 1998, no cambia. Nunca ha cambiado. Como no tienen pueblo, ni votos, ni nada para llegar limpiamente al poder, buscan infligir el mayor daño posible a todos los venezolanos, convertir la asfixia económica en una espada política y apostar, sin pudor alguno, por la fabricación de la primera gran hambruna del hemisferio occidental en la historia moderna, eso sí, todo en nombre de una “democracia” que solo existe cuando ganan ellos y de un “amor por Venezuela” que siempre se ejerce desde lejos, desde muy lejos… y en dólares.

Peroooo... antes de continuar. ¡Diosdado! por andar cazando información no pude llegar ayer a la reunión del Amigo Secreto que organizaron los muchachos del Mazo, ahora me metí en tremendo lío, porque ¿a qué no adivinas quién es mi amigo secreto?, ¡brother! no sé si fue arreglado, pero me tocó Coquito, y como el regalo no le llegó a tiempo, ahora me bloqueó en el WeChat. Así que, sin aviso y sin derecho a réplica, la única oportunidad que tengo es que tú me ayudes a que le llegue la encomienda. Dile que no se ponga así y me desbloquee, que falta poco para Noche Buena.

Sigamos en lo nuestro.

¡Brother!, el reciente anuncio del catire Trump no es una sorpresa, es una confesión. Cuatro meses después del despliegue militar en el Caribe, queda claro que todo fue un montaje. Ni lucha contra el narcotráfico, ni preocupación por Venezuela, mucho menos por su gente. Al clan Rubio-Hegseth, a sus jefes los de la ExxonMobil, solo les interesa el petróleo, y si para conseguirlo hay que pasarle por encima a un país entero, lo harán sin pestañear y con sonrisa de cartón.

La famosa estrategia de “máxima presión” fue un cuento para ingenuos, una coartada torpe para disfrazar el mismo cinismo imperial de siempre. “Pura paja” —como diría tu amigo el ministro— que hoy queda desnuda, hedionda y sin posibilidad de defensa. Todo el teatro, las amenazas y los titulares rimbombantes se desploman frente a la evidencia: no tienen plan, ni moral, ni sentido de la realidad.

Nuestro querido amigo Murphy, el patriota cooperante incrustado en la Casa Blanca —ese que todavía muchos siguen tratando de descifrar quién es— me contó que, además de los escándalos que mantienen a Trump tambaleando, se suma la creciente frustración del Little Marco. El señor de la guerra está completamente desencajado: vio cómo su gran apuesta fracasó estrepitosamente. Según sus cálculos —y lo que le vendió al Catire— el despliegue militar en el Caribe iba a torcerle el brazo a Nicolás Maduro y doblegar a nuestra gloriosa Fuerza Armada Nacional Bolivariana. Spoiler: no pasó, no pasa y no pasará, porque a nosotros nos asiste la razón y por eso ¡SIEMPRE VENCEREMOS!

¡Diosdado! Murphy asegura que Rubio no solo subestimó al gobierno venezolano, sino que sobrestimó su propio peso político. Pensó que bastaban amenazas, buques y titulares para provocar una rendición exprés, y como eso no le dio los resultados esperados, ahora arrastró de lleno a Trump a un callejón de profundas contradicciones. Primero, porque, según el derecho internacional, un bloqueo militar no solo es una violación de la Carta de las Naciones Unidas, sino un crimen de agresión ¡punto!

Otro detalle que deja en evidencia lo errático de su política hacia Venezuela, es la justificación absurda que dio en su mensaje del día de ayer: ¿cómo es que declara petróleo, tierras y otros “assets” de Venezuela como propiedad de Estados Unidos? ¿en qué momento Venezuela le robó el petróleo venezolano a Estados Unidos que nadie, ni siquiera ellos, se dieron cuenta?, es el colmo del descaro y la arrogancia: un gobierno que no respeta fronteras ni leyes internacionales pretende dictarle al mundo quién es dueño de qué. ¡Brother! es momento de aclararle nuevamente, a propios y extraños, a los apátridas y los supremacistas que el único dueño del petróleo venezolano son los venezolanos.

Lo más asqueroso del asunto es ver cómo las moscas que rodean al excremento de María “La Chik-flada” Machado, de inmediato salieron adulando y respaldando la grotesca mentira y agresión de Mr. Trump. En esta historia, los únicos y verdaderos ladrones de activos y riquezas, es esa oposición apátrida, y también son los responsables de haber alimentado la migración descontrolada como una herramienta apolítica, fueron ellos los que convencieron a Trump y a muchos países, de recibir, sin siquiera pasaporte vigente, a los migrantes venezolanos en 2019, para hora maltratarlos, desecharlos y expulsarlos como animales. La escena es tan ridícula que roza la comedia, si no fuera porque de fondo hay vidas humanas, soberanía y un país entero en juego, esto sería el mejor chiste del año. 

Pero lo más delirante de este drama, es la insistencia de estos títeres mediáticos en vendernos que todo es por “la libertad” y la “democracia”. Libertad para ellos, democracia para sus bolsillos, mientras el pueblo venezolano observa atónito cómo los mismos actores que han saboteado el ingreso económico del país, los mismos que no les ha importado dejar a cientos de venezolanos varados en otros países por la amenaza al espacio aéreo, son los que ahora intentan pedirles paciencia y le ofrecen como solución que aguanten, que dejen de comer y respirar hasta que caiga Maduro. Es un teatro tan grotesco que solo provoca indignación y risa amarga.

Y mientras Trump y sus lacayos se ahogan en sus propias contradicciones, Venezuela no solo resiste, sino que expone ante el mundo la ridiculez de un imperio que aún cree que puede imponerse por la fuerza y la arrogancia. Cada anuncio fallido, cada fake news sobre el país y el gobierno, cada amenaza vacía y cada intento de manipulación se convierte en la evidencia de que la verdadera fuerza reside en los venezolanos que aman a su país por sobre cualquier diferencia política, y que pese a los embates, mantiene su dignidad y defienden la soberanía. ¡Brother! ellos calculan, nosotros resistimos. Ellos fracasan, nosotros seguimos de pie.

FUERZAS OSCURAS EN WASHINGTON

¡Hermano! Nadie esperaba que la jefa de gabinete de la Casa Blanca, Susie Wiles —la operaria silenciosa encargada de imponer algo parecido al orden en el retorno de Donald Trump al poder— rompiera su tradicional voto de discreción. Mucho menos que lo hiciera once veces. El resultado fue un pequeño terremoto en Washington: la mujer a la que se atribuye el milagro de que la Casa Blanca funcione confesó, sin demasiados rodeos, que Trump tiene “personalidad de alcohólico”. Una bomba, lanzada por una mujer que su fama de eficaz solo compite con su legendaria invisibilidad, porque además, suele ser de muy de bajo perfil.

Lejos de apagar el incendio que se está consumiendo a la Casa Blanca desde que reapareció el caso Epstein y las ejecuciones extrajudiciales en el Caribe, Susi Wiles decidió avivarlo con gasolina al alegar que sus palabras habían sido “sacadas de contexto”. Una coartada tan torpe como reveladora, porque en ningún momento desmintió el contenido de lo publicado. Para rematar, el periodista que le hizo el reportaje tiene todas las conversaciones grabadas, detalle nada menor que él mismo confirmó después. No hubo malentendido: solo una verdad dicha en voz alta… y luego torpemente lamentada.

Lo verdaderamente interesante, ocurre detrás del telón. Dentro de la administración Trump se mueven fuerzas oscuras —especialmente en ciertas fracciones del aparato cubanoamericano— que ya no disimulan su intención de hacer caer al presidente. Nuestros patriotas cooperantes, que rondan la Casa Blanca y el Departamento de Estado, quedaron atónitos al descubrir todo lo que está pasando entre los bandos que se disputan la jefatura de la oficina oval. ¡Diosdado! esto más que el gobierno de una potencia imperial comienza a parecer una jaula de grillos.

CON LAS TABLAS EN LA CABEZA

¡Brother! Hablemos claro: Little Marco y Pete Hegseth aparecieron ayer ante el Congreso para una reunión clasificada sobre los ataques militares en el Caribe y el Pacífico, salieron con las tablas en la cabeza. Sin anestesia, sin un mínimo de brillo, sin estrategia, lo único que dejaron claro es que creen que gritar y posar como generales en un escenario reemplaza la preparación, la inteligencia y la decencia.

Si su objetivo era impresionar, fracasaron con estrépito, ahora era informar, lograron exactamente lo contrario: hicieron el ridículo a escala nacional y le regalaron a la prensa el espectáculo de dos señores de la guerra totalmente sobrevalorados. Cada palabra que pronuncian es un monumento a la soberbia, mezclada con ignorancia y un sentido del teatro que provoca más risa que respeto. Su famosa “máxima presión” no es más que un juego explosivo, ellos no tienen la mínima noción de las consecuencias.

Lo más dolorosamente cómico es ver cómo estos autoproclamados expertos en geopolítica arrastran a Trump a un callejón sin salida. Líderes demócratas y republicanos admitieron su frustración: Rubio no se atreve a mostrar el video sin editar del ataque del 2 de septiembre a una supuesta narcolancha, donde luego remataron a dos sobrevivientes. La demanda de transparencia que exige el Congreso fue ignorada, porque, claro, ¿para qué mostrar pruebas si se puede mantener al público en la ignorancia mientras se alimenta el ego de dos señores que aman la sangre y la guerra?

Mientras tanto, la administración Trump insiste en que están construyendo consenso internacional y controlando la situación, pero cada palabra que sale de sus bocas aleja a los potenciales aliados, sobre todo después de ayer que la verdadera intención del despliegue en el Caribe quedó más que demostrada.

Ayer Donald Trump dijo que nosotros les robamos petróleo, activos y tierras, que por ese motivo su administración impuso un bloqueo naval. Definitivamente Trump sabe de historia, de política y de derecho internacional, lo que yo sé de la doble vida de Coquito, ¡nada!. ¡Brother! eso es una reinterpretación simplista y errónea de la historia y del derecho internacional: Venezuela no puede “robar” petróleo a Estados Unidos porque ese petróleo nunca fue propiedad soberana de EE. UU.; lo que hubo en el pasado fue la nacionalización soberana de nuestros campos petroleros y la ruptura con algunas compañías privadas estadounidenses, como la ExxonMobil, que no quisieron respetar nuestras leyes y el derecho que tenemos a ser soberanos en nuestra decisiones.

¡Diosdado!, algo que no dice ni cuantifica Trump, es todo el petróleo venezolano que él y Obama le quitaron a al mercado estadounidense con las sanciones, ellos quieren que nosotros paguemos la factura de su propia estupidez, pues el mundo debe saber que hoy son las sanciones las que han limitado la posibilidad de que las empresas estadounidenses operen a Venezuela, no nuestro gobierno, pues allí tienes el caso de Chevron. Donald Trump parece confundir las posibles pérdida de inversión de ciertas empresas privadas, con el supuesto derecho que tendría EE.UU. de reclamar las tierras o recursos que pertenecen a Venezuela y a su pueblo.

¡Brother! ya no es el Tren de Aragua, ya no es el cártel de los soles, ahora es “vamos a recuperar lo que nos han robado”. ¡Hermano! supongamos que Trump logra avanzar sobre el argumento que ellos han dejado de recibir petróleo venezolano por la  salida de la ExxonMobil, quien no quiere operar en Venezuela bajo nuestras leyes, por nada más, la pregunta es ¿y lo de las tierras? ¿cómo justifican la barbaridad de decir que nosotros les hemos robado tierra? ¿de dónde Trump puede argumentar y justificar que Venezuela le ha robado territorio a Estados Unidos?, aunque esto no extraña, porque si él dijo que el Golfo de México no era de ese país, que Groenlandia y el Canal de Panamá le pertenecían, mañana dice que nosotros les robamos el Furrial, y toda las tierras orientales, definitivamente la locura no pide permiso.  

El resultado es un caos predecible: repudio nacional, división bipartidista y la sensación general de que Estados Unidos está manejado por niños. Mañana jueves, dos resoluciones sobre los poderes de guerra se presentarán en el Congreso, buscando frenar la guerra por petróleo y por un cambio de régimen en Venezuela.

LO QUE NO SE CONTÓ DE OSLO

¡My friend furrialeño! Si yo te contara todo lo que vi durante el paso de La Sayona por Oslo, te quedarías helado. Fue un auténtico festival de ataques, acusaciones y puñaladas por la espalda disfrazadas de diplomacia. Cada quien intentando figurar más que el otro, como si la ciudad entera se hubiera convertido en un escenario de reality show de los egos inflados y las ambiciones desmedidas, de quienes nunca más van a gobernar este país.

La banda de Voluntad Popular peleando con el equipo de La Sayo. Los supuestos exiliados venezolanos en España enfrentados con los asesores del Crazy Leo. Y, como si fuera poco, llevaron todas las disputas hasta las redes sociales, para que todo el mundo pudiera presenciar semejante circo. Cada comentario, cada tuit, cada acusación era un golpe de puñal invisible, lanzado con la precisión de alguien que nunca aprendió a manejar la vergüenza.

El evento del nobel de la paz, alrededor de La Sayo, los dejó más peleados, más fracturados y aferrados a la caída “del régimen”, que una abuelita agarrada a un mototaxi. A pesar de todos sus fracasos continúan con la misma lógica: ninguno quiere ceder, ninguno entiende hacia dónde va, pero todos creen que están ganando. Fue un espectáculo de soberbia y paranoia, donde cada protagonista actuaba como si fuera indispensable.

Oslo no fue diplomacia, fue el escenario de peleas internas y una demostración de cómo esa oposición no puede gobernar en un país, porque si así se tratan entre ellos imaginen lo que harían con sus adversarios siendo poder. Cada movimiento, cada palabra y cada excusa solo dejó al descubierto la fragilidad, la vanidad y la falta total de profesionalismo de todos los involucrados.

¡Hermano!, celebremos los últimos días de este años en paz y hermandad. Unidos, alegres, pero vigilantes, derrotaremos una vez más los planes de la oposición narcoterrorista y las agresiones imperiales de los Estados Unidos. Avancemos bajo el legado del Comandante Chávez, caminemos con esperanza para seguir teniendo una patria libre, soberana y victoriosa.

RECUERDA QUE SOY TU AMIGO FINO, FITNEES E IMPORTANTE.

¡Feliz Chavidad a Todos! ¡Nosotros Venceremos!

CAMBIO Y FUERA.

P.D.: Coquito, te veo en el Furrial cerca de la casa de los resplandor, si no sabes quiénes son pregunta.

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