¿Quiénes tejen la telaraña del dinero y del poder?
Publicado: 07/10/2022 05:30 PM
No existe gobierno, presidente o ejército que esté por encima de ellos. Desde siempre hubo en el mundo círculos selectos integrados por personas adineradas e influyentes que ejercen presión sobre los gobiernos de los distintos países. Declaran guerras, financian atentados (Torres Gemelas, Londres, Madrid, etc.), asesinan presidentes (Jaime Roldós, en Ecuador; Omar Torrijos, en Panamá; Kennedy, Warren Harding, McKinley y James Garfield en Estados Unidos; entre otros), trafican con armas de destrucción masiva (Carlyle, Bechtel, Lookheed Martin, Raytheon, General Dynamics, McDonnel Douglas, Boeing, Northrop Grumman); todo esto con total impunidad.
Son intocables por la
justicia mundial y exonerados de impuestos de por vida. Se les conoce como los
“jefes del presidente de EEUU”. Los medios de comunicación muestran sólo
millonarios populares, de segundo nivel, como Bill Gates o Elon Musk,
logran desviar la atención sobre los desmanes que cometen los verdaderos
megaricos, dueños de la Reserva Federal.
Poseen voto privilegiado en la Organización de Naciones Unidas (ONU) y la Organización del Tratado del Atlántico
Norte (OTAN). Conforman un grupo y en él se incluyen familias como: Rockefeller, Rothschild,
Walton, Mars, Koch, Cargill, Murdoch y Oppenheimer, quienes destacan en el momento
de conocer quiénes tejen los hilos del poder mundial. Manejan el consumo mundial de
alimentos, distribución de productos, semillas, comida de mascotas, dulces y productos de cuidado y aseo personal.
Estas familias descubrieron que el mundo se maneja
mejor desde la privacidad, lo que les permite lograr de sus objetivos sin tanto
alboroto. El portal web Papeles de Sociedad publicó un
documento llamado "¿Quiénes controlan el
mundo? El nuevo orden mundial", en el que explica cómo este grupo reducido de banqueros
y petroleros, al ser dueños de la Reserva
Federal, son legalmente propietarios de las imprentas que imprimen los
dólares que exportan al mundo. Tienen gran influencia en las decisiones tomadas
por el Fondo Monetario Internacional
(FMI), el Banco Mundial (BM), la Agencia de Inteligencia de Estados Unidos
(CIA) y el Pentágono, entre otros.
Como dueños del dinero del mundo,
conforman además el Banco de Pagos
Internacionales (BPI), conocido
también como el banco de los Bancos Centrales
del Mundo que, a partir de la crisis financiera de 2007, han salido de
la sombra para imprimir billones en múltiples monedas. La pandemia sólo aumentó
su poder de compra de grandes porciones de deuda pública y mantener las tasas
de interés en mínimo, incluso frente a la inflación. Este club de banqueros,
que dice promover “la estabilidad monetaria y financiera global a través de la
cooperación internacional”, ha operado a puerta cerrada desde su creación en
1930. No hay registros públicos de sus debates o conversaciones. Sus estatutos le
permiten operar como un feudo independiente en Suiza, que disfruta de inmunidad legal y ganancias libres de
impuestos.
No sólo son dueños del dinero
Tal como lo explica el escritor francés Sylvain Timsit, conocen la importancia de aplicar estrategias manipuladoras que gradualmente se convierten en armas invisibles, ya que la sociedad se adapta a su presencia, asimila su secuencia poco a poco. Comenta Timsit que “esto no es conspiración, es teoría psicológica y análisis de inteligencia; y ellos lo tienen muy claro”, han puesto en práctica las herramientas psicosociales que permiten tener distraída a la gente de lo realmente importante.
Para poder controlar los cambios sociales que puedan afectarlos, crearon el Instituto Tavistok, organismo asociado a la corona situado en Essex, Inglaterra, considerado el máximo centro mundial de control mental; una organización para dominar el destino de todo el planeta y de la sociedad contemporánea. Así, todos estamos expuestos a los mecanismos creados por un grupo de psicólogos, psiquiatras y antropólogos pagados por la oligarquía internacional que controla el mundo a fin de favorecer sus propios intereses.
Conforman el Club Bilderberg, que se encarga de hacer un bloque respecto a una
línea política común entre Estados
Unidos y Europa, en oposición a Rusia y al comunismo. Son los
representantes, además, del Club de Roma,
que desde 1968, a partir de la Guerra
Fría, desarrolló políticas demográficas geoestratégicas por considerar
el exceso de población de las clases pobres u obreras como un problema para su
calidad de vida en Estados Unidos y Europa; además de establecer
estrategias para frenar el crecimiento poblacional en los países comunistas (Rusia y China). Es importante conocer que estas instituciones siguen
vigentes, así tenemos el Club de Roma
Capítulo Venezuela, que funciona y realiza sus reuniones en la sede de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB).
También se reúnen en el Concilio de Relaciones Exteriores (CFR, por sus siglas en inglés),
que funciona como un laboratorio de ideas, instituto de investigación, gabinete
estratégico y centro de pensamiento, en donde un grupo de expertos reflexionar sobre asuntos de política exterior y
relaciones internacionales.
Otra de sus instituciones es la Comisión Trilateral, que según lo declara en su página web, es
un grupo de análisis no gubernamental orientado hacia la política y que
promueve la cooperación y el entendimiento global entre las naciones
desarrolladas. La idea, es fomentar una cooperación estrecha entre las áreas
industrializadas centrales del mundo, con responsabilidades de liderazgo
compartido en el sistema internacional.
El periodista Salomón Atiyhe Estrada, asegura en su artículo “Los Amos del Mundo”, publicado en El Periódico de Saltillo en 2015, que “éste grupo forma la élite mundial que decide cuál país atacar, cuál presidente matar, cuál ‘atentado terrorista’ financiar, cuál crisis económica planear, cuál cortina de humo inventar o con cuál ‘gripe’ atemorizar”; también son propietarios de los medios de comunicación (FOX, CNN, NBC, ABC, CBS, BBC, New York Times, Washington Post, Wall Street Journal y Newsweek) para manejar la información que consumen las masas y así, los verdaderos problemas que padece la población son difuminados mediante la manipulación de la opinión pública, al lograr una sociedad más sumisa y poco crítica, como garantía para seguir en el poder y mantener el estatus alcanzado.