Pederastía bajo la sotana, una cruda realidad
Publicado: 27/01/2023 06:00 PM
Pareciera que
más allá de intervenir y tomar partido por alguna tendencia política, los representantes de la Iglesia venezolana no asumen como parte de su trabajo cristiano la preservación de la
familia, la formación de ciudadanos de fe, la atención a la cantidad de casos de pedofilia
dentro de sus espacios. La discreción y el silencio casi sepulcral
respecto a este problema, se torna cómplice, ya que una vez que salen a la luz, pagan penas risibles, para luego retomar su trabajo como sacerdotes.
El Papa Francisco considera que la pedofilia es "una lepra en nuestra casa", sin embargo poco se habla de los datos reales que en Venezuela existen al respecto, debido al nulo acceso a la información que sobre las acciones que ha realizado la Iglesia
en nuestro país para evitar que siga ocurriendo se tiene. El sumo pontífice llamó a encontrar
soluciones a la "monstruosidad" de los abusos a menores dentro de la
institución.
A pesar de que hay denuncias de larga data, no es sino hasta
mediados de 2022, cuando el diario The Washington Post hizo un reportaje de investigación, que
hubo un pronunciamiento de la Conferencia
Episcopal Venezolana (CEV).
El reportaje de investigación llamado “En Venezuela, sacerdotes condenados por abuso han vuelto al Ministerio”, realizado por la periodista Ana Herrero en junio de 2022, explica que los miembros del clero que abusaron sexualmente de niños cumplieron poco o ningún tiempo de su sentencia en la cárcel. Los críticos señalan tanto a la Iglesia como al sistema judicial.
Para fundamentar esta
afirmación, se detalla el testimonio de un hecho ocurrido en 2006, en el estado Lara, en el que un niño de seis años le
dijo al sacerdote de su pueblo, el cura Luis
Alberto Mosquera, que había decidido que quería ser monaguillo.
Según el niño, el sacerdote
le respondió: “Si quieres ser monaguillo, debes pasar una prueba”. Años más tarde,
el testimonio del niño sobre aquella tarde en la casa parroquial resultaría
crucial: un juzgado concluyó que Mosquera
había abusado sexualmente de él.
Mosquera
fue condenado en 2006 a más de siete años de prisión por abuso sexual contra un
niño, pero no terminó su sentencia. Fue liberado después de dos años y regresó
a la iglesia en el estado de Lara,
donde todavía es sacerdote. Una foto publicada en su página de Facebook, lo muestra vestido con su sotana rodeado de niños.
El caso del clérigo de 63
años se encuentra entre los 10 que involucran denuncias de abuso sexual
infantil revisados por The Washington Post en los últimos
dos años en Venezuela. Este diario
entrevistó a líderes católicos, policías, funcionarios judiciales y víctimas, además de revisar documentos policiales y judiciales en los que encontraron que en la mitad de los casos datan
de 2001 a 2022 y habían sacerdotes condenados por cargos de abuso que fueron
liberados antes de tiempo o que no pagaron prisión.
En al menos tres casos, a
los sacerdotes se les permitió regresar al ministerio. Los entrevistados
señalan que hay un patrón que sugiere la colusión entre un sistema judicial corrupto
y la Iglesia para proteger a los perpetradores en lugar de a las víctimas. El
elemento común en los 10 casos: los niños involucrados procedían de entornos
pobres y vulnerables.
Las acusaciones de abuso, por parte de sacerdotes, han sacudido a la Iglesia en América Latina en los últimos años. Las agresiones denunciadas en México, Argentina, Chile, Colombia y Perú han arrojado condenas y renuncias en los más altos niveles de
la institución.
Pero los indiciados en Venezuela han logrado escapar de la ola. “Se han pospuesto tantas
cosas debido a la agitación social y política”, tema que no compete a la
Iglesia, justificó en una entrevista David Smilde,
sociólogo de la Universidad de Tulane cuya extensa investigación sobre el país
se ha centrado, en parte, en la religión.
Para miembros del clero que
han abusado de menores, el estatus de la Iglesia parece haberles brindado
protección. Un sacerdote en Zulia,
por ejemplo, no pasó tiempo en prisión a pesar de haber sido condenado por
abuso sexual agravado en contra de una niña de 12 años. Un sacerdote del estado
de Falcón se declaró culpable de
cometer un acto carnal contra una joven de 14 años, pero se le concedió arresto
domiciliario con la condición de que se mantuviera alejado de la víctima.
Regresó a la iglesia, donde hoy continúa con su ministerio.
Para las víctimas de estos
casos, la vida sigue siendo una lucha. Por lo general, tienen poco apoyo cuando
intentan seguir adelante.
Desafiando el silencio
Mosquera
trabaja en el pueblo de Humocaro Alto, estado Lara. Ha sido asignado al
menos a dos parroquias diferentes desde 1996, cuando un niño de 12 años lo
acusó de intentar violarlo a punta de pistola, según los registros
policiales; finalmente fue absuelto de
violación en grado de tentativa.
En enero, Mosquera confirmó a The Washington Post que sigue siendo un sacerdote activo, pero se negó a responder más preguntas. Esta situación no sorprende al abogado que representó al niño de seis años y que ayudó a que Mosquera fuera condenado: “La Iglesia realmente protegía al sacerdote. Le dieron todo el apoyo”, dijo el jurista Jorge Mendoza. Agregó que lo presionaron para que retrocediera: “El arzobispo de Barquisimeto, monseñor López Castillo, me dijo que me iban a excomulgar si seguía defendiendo al niño”.
El arzobispo murió el año
pasado. El reverendo Oswaldo Araque,
vicario general de Barquisimeto,
declaró al diario estadounidense que la arquidiócesis está “atenta” para recibir y actuar sobre las
acusaciones contra los sacerdotes. Cuando se le preguntó sobre la culpabilidad
de la Iglesia al devolver al ministerio a un pedófilo convicto, comentó que
investigaría si se le proporcionaban detalles. “¡El Estado también es
responsable!”, dijo. “Lo dejaron ir”. El representante de la arquidiócesis
nombrado por el Papa Francisco en
2018, el administrador apostólico, obispo Víctor
Hugo Basabe, tampoco ha iniciado algún tipo de investigación respecto a este
caso en particular, siguen corriendo la arruga ante semejantes hechos,
calificados como “monstruosidad” por el pontífice.
“La CEV no respondió a solicitudes de entrevista” dijo la periodista Ana Herrero,
quien aseguró, tanto en el trabajo como en sus redes
sociales que la CEV, nunca respondió a sus
solicitudes de entrevista. Añadió que “pese a que hay casos en al menos 11
estados del país entre sentencias condenatorias y denuncias de víctimas que,
por miedo o por prescripción de su caso, nunca fueron al sistema”.
Sólo salen a la luz casos
emblemáticos que son imposibles de callar, como el asesinato del sacerdote Jesús Manuel Rondón Molina, quien fue
encontrado muerto el 22 de enero de 2020 en una zona boscosa de Rubio, en el estado Táchira.
Así lo presentó el
periodista Héctor Pereira del diario La Vanguardia, quien explica el homicidio
de un sacerdote a manos de un adolescente para librarse
de los abusos sexuales que padecía.
El joven de 17 años, cuya
identidad es protegida por las autoridades por tratarse de un menor, confesó
haber asesinado a Rondón Molina ya que éste abusaba sexualmente de él desde hacía casi cuatro años. El Ministro de
Interior, Justicia y Paz para el momento, Néstor
Reverol, explicó que el cura "mantenía acosado y bajo amenaza" al
adolescente, quien citó al religioso a una zona cerca de un convento donde lo
estranguló dentro de un vehículo.
Sobre este caso, tampoco se
conoció la posición de la CEV ante condena y
prevención de este tipo de situaciones.
La posición de la Fiscalía
La Fiscalía venezolana ha
confirmado que el sacerdote, quien amenazaba al joven con violar a su hermano de
diez años si oponía resistencia o lo denunciaba, abusó sexualmente de ambos.
El Fiscal General de la República, Tarek William Saab, denunció que su
comportamiento fue reiterado y con conocimiento de sus superiores, por lo que aseguró
tener pruebas de ello. Afirmó que Rondón
Molina, tenía una "carrera letal" en contra de menores de edad,
sin que las autoridades eclesiásticas lo pusieran a las órdenes de la justicia.
Añadió el fiscal que "las
autoridades católicas, en vez de dedicarse a la política, (...) deberían hacer
una campaña profiláctica para execrar de sus filas a estos sacerdotes que se
dedican a esta aberrante actividad", manifestó en una declaración ofrecida a los medios de comunicación, que reiteró luego en sus redes sociales.
En agosto de 2022 el Ministerio
Público imputó al sacerdote Nepomuceno
Hernández, de la parroquia La Ermita, San
Cristóbal, por abuso sexual contra menor. La víctima de 13 años de edad
declaró que “el sacerdote, bajo los efectos del alcohol, la invitó a comer para
luego agredirla sexualmente”.
El problema es preocupante. Una declaración presentada
por el Papa Francisco en 2017 ante denuncias de varios países de Latinoamérica y Europa, expresó que “a lo largo
de 70 años la actitud de la Iglesia podría resumirse como una actitud de
ocultación, relativización o incluso negación, con un reconocimiento muy
reciente que data de 2015, e incluso entonces, desigualmente aceptado por las
diócesis y las instituciones religiosas", dijo el pontífice.
"Deseo expresar mi
pena y mi dolor a las víctimas por el trauma que han sufrido y también mi
vergüenza, nuestra vergüenza, mi vergüenza por la incapacidad demasiado larga
de la Iglesia para ponerlas en el centro de su atención", añadió.
En diciembre de 2019 el Papa Francisco promulgó dos leyes que eliminan el secreto pontificio cuando se trate de abusos sexuales, para que nunca más ampararse en el silencio, sirva para esconder u obstaculizar la investigación de los casos de pederastia por parte del clero.
AMELYREN BASABE / REDACCIÓN MAZO