Palabra de Mujer: Empoderarnos, ¿para qué?
Publicado: 04/01/2023 01:55 PM
Tengo
años debatiéndome con el poder como palabra, como ejercicio, como respuesta…
¿Qué es el poder?, ¿para qué sirve?, ¿por qué lo buscamos, lo perseguimos, lo
procuramos?
¿Significa
lo mismo para hombres y mujeres?, de eso me gustaría hablar en estas líneas,
pues históricamente las mujeres hemos pertenecido a culturas en las que las
relaciones dicotómicas (dominante – dominada) han ejercido especial influencia
sobre nosotras, con la excepción de las culturas matrilineales.
Partamos
de esto: el poder ejercido desde el aspecto de lo doméstico, como de una u otra
forma nos lo han enseñado, representa en la conciencia colectiva el mecanismo
que garantiza la capacidad de formular redes de acompañamiento afectivo y
social en el que nos desenvolvemos y garantizamos el buen vivir de nuestro
entorno.
En la
narrativa colectiva las mujeres hemos asumido el poder para alcanzar el
bienestar social tangible, quizás sea esto lo que motiva la verdadera
construcción de un socialismo feminista como modelo, como piedra angular, como
bandera, pues esto se traduce en la transformación de la economía, de la
política, de la cultura.
¿Empoderarnos
para qué? Es la pregunta, empoderarnos para garantizar que el mundo de equidad
y justicia que nos planteamos sea posible, para garantizar los futuros sin
miedo para las y los que vendrán, empoderarnos para hacernos visibles y
cotidianas.
El
estudio del poder, dentro del contexto del que nos venimos ocupando, pasa por
dos coordenadas que bien explica Michael Focault: la primera, por una analítica
del mismo que investiga la emergencia de la tecnología disciplinaria surgida en
la primera mitad del siglo XVIII en la forma de una "anatomopolítica"
del cuerpo humano, cuyo objetivo consiste en educarlo para controlarlo, en
aprovechar sus fuerzas para hacerlo más dócil mediante el procedimiento de las
disciplinas. Tal tecnología se encabalga en la tecnología
"biopolítica", formada en la segunda mitad del siglo XVIII, cuyo
objetivo serán los nacimientos, la mortalidad, la salud y la duración de la
vida de una población que se erige en blanco de intervención.
La
segunda coordenada es el neoliberalismo y las tecnologías de gobierno que
imprimen al problema del poder la complejidad y refinamiento que hasta hoy
alcanza. En suma, Foucault (1986: 169) habla de una gran tecnología de doble
faz: anatomopolítica (disciplinamiento de los cuerpos singulares) y biopolítica
(regulación de poblaciones).
Por su
parte el Comandante Chávez durante muchos años nos habló de la ‘vocación de
poder’, preguntándonos infinitas veces: ¿El poder para qué? Trayendo a través
de este planteamiento la premisa del poder para ejercerlo, de ejercer
obedeciendo, o como algunos y algunas recordarán “mandar obedeciendo”.
¿De qué
forma podríamos nosotras y nosotros aportar a la construcción de este ejercicio
de poder que asume como prioridad el empoderamiento colectivo?
Es el momento de conversarlo.
CAROLYS HELENA PÉREZ