Las ONG como herramienta política imperial (2)
Publicado: 03/03/2023 04:31 PM
Existe una red bien estructurada entre las mal llamadas Organizaciones No Gubernamentales (ONG) y el imperio norteamericano. Al realizar una investigación más detallada sobre los hilos y conexiones de las ONG y los gobiernos externos, tal como lo explica el Manual de Financiamiento de la Actividad Política de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), encontramos en que éstas operan desde un lugar donde hacen trabajos de ayuda y colaboración comunitaria vinculados con partidos políticos de derecha, amparados en la supuesta solidaridad y la buena voluntad; así reclutan a mucha gente y atienden varios sectores.
Con esta estrategia han llegado a reemplazar la labor del Estado, en cuanto al acceso a una vida digna, en varios países; como por ejemplo en Guatemala, uno de los países más pobres del continente y con la tasa de mortalidad infantil más alta de la región después de Haití; ahí operan ONG que tienen como objetivo aparente cubrir esa necesidad.
Bolivia y Venezuela, por ejemplo, tienden a operar para promover la desestabilización gubernamental, para quebrar el Estado progresista que no comulga con los intereses de EEUU.
Documentos desclasificados
del Departamento de Estado muestran
que América Latina es imprescindible
para que EEUU se mantenga como
potencia; por cuestiones geopolíticas de acceso a los recursos, necesitan
entonces ser garantes de la seguridad y su acceso a materias primas y recursos
naturales, en virtud de lo que ellos mismos llaman “la guerra contra el
comunismo”.
De esta manera, el país
norteamericano encontró en estas organizaciones un método de invasión menos
violenta que el Plan Cóndor. La
estrategia del Departamento de Estado
es: "defensa, desarrollo y diplomacia", una estrategia armada para operar con el
poder blando, de manera que no necesita intervenir militarmente, sino lograr
que los países se conviertan en sus aliados.
Explican, en esos documentos, que la idea no es enfrentarse a América
Latina, sino que la región se apegue al modelo estadounidense y al uso de sus
recursos y riquezas para el desarrollo imperial, que además incluye entrenar sus
fuerzas militares y de orden público.
De acuerdo a esto, todos
los países que obstaculicen el acceso a esos recursos serían atacados,
independientemente de su ideología, debido a que la prioridad de EEUU es el acceso al petróleo y los
mercados, impulsado en parte por la penetración de transnacionales en América Latina.
La organización Wikileaks reveló unos documentos que
detallan que la USAID entregó entre 2004 y 2006 al menos
15 millones de dólares a 300 organizaciones civiles en Venezuela, en el marco de los "derechos humanos y la educación".
Dicha información fue emitida por el consejero político de la embajada
norteamericana en Caracas, Robert Downes y en el describe los
puntos estratégicos delimitados en ese período en contra del gobierno.
Los puntos estratégicos a
los que se refiere Downes, fueron:
fortalecer las instituciones democráticas, penetrar la base política del presidente Hugo Chávez, dividir al
chavismo, proteger los negocios vitales para EEUU y aislar internacionalmente al mandatario venezolano.
Utilizar las figuras de las
ONG para financiar grupos extremistas que se encargan de realizar actividades
para desestabilizar una gestión de gobierno, entra en la tipificación de
financiamiento al terrorismo y claros ejemplos de este tipo de actividades son
las realizadas por la USAID.
En una entrevista ofrecida
al portal Telesur, Silvina María Romero, del
Consejo Nacional de Investigaciones
Científicas y Técnicas, explica la forma de injerencia que, a través de
estas organizaciones, hacen dentro del sistema político de un país. Ésta no es una práctica nueva, desde la década de los 80 y con más fuerza en los
años 90, su influencia fue muy fuerte en América
Latina.
Telegramas transmitidos por
el exembajador de EEUU en Venezuela, William Brownfield, filtrados por el
portal Wikileaks en 2013, muestran el
respaldo a grupos de oposición en el país y el financiamiento que reciben las ONG que hacen vida en aquí por parte del
gobierno norteamericano. Dichos telegramas también revelaron que la Oficina de Iniciativas de Transición
(OTI) de la USAID, impulsó 34 nuevas ONG y creó programas para generar descontento
en cuanto a la gestión gubernamental, como saboteo a servicios básicos, escasez
y acaparamiento de productos de primera necesidad, entre otros.
En Ecuador, la USAID salió en 2014, después de que el presidente Rafael Correa les hiciera una
advertencia: “Vamos a evaluar el rol de la USAID, a poner líneas de acción muy
claras, y si no las quieren cumplir, que les vaya bonito, vayan a ayudar a
otros países”.
Correa acusó a la organización de destinar 4.3 millones de dólares al Proyecto de Fortalecimiento Democrático, mientras que buscaba desestabilizar un gobierno electo por el Pueblo. Durante el golpe de Estado del 30 de septiembre de 2010, el grupo Pachakutik financiado por la USAID y la Fundación Nacional para la Democracia (NED) fijó posición en respaldo a los golpistas y responsabilizó al presidente Correa de las víctimas ocasionadas. Casi todos los grupos involucrados en ese intento de golpe tenían vínculos con agencias estadounidenses. Se evidenció que sectores policiales recibían entrenamiento en intercambios con Norteamérica.
"¡Se va la USAID de Bolivia!", condenó el presidente Evo Morales en 2013, tras acusar al organismo de conspirar contra su gobierno. Medios de comunicación en el país andino publicaron en 2014 una investigación en la que se revela que entre 2005 y 2006 esa organización reorientó más del 75% de sus inversiones a grupos separatistas, que tenían por objetivo socavar el gobierno del primer presidente indígena. De acuerdo a las denuncias realizadas por el gobierno boliviano, solo en 2007 el presupuesto de esa organización llegó a casi 120 millones de dólares, con los que financiaron acciones de grupos opositores.
Sin embargo, la fachada de
las ONG no sólo es utilizada para causar desestabilización en países
latinoamericanos, se ha visto como el Instituto
Republicano Internacional (IRI) se autodefine como la herramienta para
hacer posible la defensa civil y capacitar a futuros líderes democráticos. Esta
organización estadounidense, de ideología conservadora asociada al Partido Republicano, tiene entre sus
logros el apoyo a rebeldes ucranianos en el golpe de Estado en 2014, que dejó
cientos de muertos y una crisis política que duró tres años. En Túnez, un país donde inició la llamada Primavera Árabe orquestada desde EEUU después del derrocamiento del
presidente Ben Alí en 2011 y se
abrieron las puertas al terrorismo.
El IRI forma parte del Proyecto
Cuba de Occidente, que es la mayor planta de procesamiento de mineral en la
isla, que tiene una inversión de más de 278 millones de dólares en su
infraestructura y puede producir trimestralmente 12 mil toneladas de
concentrado de zinc y 5 mil de concentrado de plomo. En 2017 se filtraron unos
documentos que detallan que el IRI envió agentes encubiertos a la isla con
dinero, cámaras digitales, teléfonos celulares, discos externos, laptops y
otras herramientas para alimentar la contrarrevolución.
Esta ONG fue acusada en
2015 por el gobierno boliviano de actuar a través de terceros con empresas
fachadas que fomentan formas de subversión.
Otra de las organizaciones conocidas en Latinoamérica por sus actividades injerencistas es la NED, que se fortaleció como
canal de financiamiento en Ecuador,
durante 2013 aportó más de un millón de dólares a diferentes grupos y proyectos
para debilitar la gestión del presidente Correa,
y de esos fondos, 65 mil fueron otorgados a grupos de derecha para contrarrestar la
propaganda del partido de gobierno Alianza
País de cara a las elecciones de febrero en 2014.
Entre las acciones de esta ONG se encuentra el uso de jóvenes para intentar debilitar el ánimo de las fuerzas de seguridad y lograr la sumisión de las naciones ante el imperialismo, apoyo a partidos políticos de la oposición venezolana, tales como Primero Justicia, Acción Democrática, COPEI, Movimiento al Socialismo, Proyecto Venezuela y Voluntad Popular. El plan de financiamiento otorgado a estos grupos en 2002 superó los 2 millones de dólares para expandir y fortalecer sus programas y proyectos en nuestro país.