Josip Broz Tito: Padre de la Organización de los Países No Alineados
Publicado: 08/05/2019 03:40 PM
La realidad excede a la ficción cuando se accede a la información que describe la vida, lucha y hazañas político militares del padre de la patria de la extinta Yugoslavia.
Se destacó en el servicio de inteligencia soviético durante varios años donde se le conocen más de un veintena pasaportes e identidades ficticias, en misiones secretas en casi todos los países de Europa donde estuvo al borde de la muerte. Estuvo a punto de ser eliminado cuando la paranoia sacudió la Urss en la segunda mitad de los años 30, fue sobreviviente de excepción de las purgas políticas que reinaron en aquel ambiente de intrigas donde muchos inocentes y altos dirigentes fueron procesados por supuestos delitos de traición a la revolución bolchevique.
Asumió la Secretaria General del Partido Comunista yugoslavo y secundó, en todas sus acciones, la política de su tocayo Josep Stalin sin reservas hasta agosto de 1941 cuando la Alemania de Hitler invadió a Rusia y entonces hace erupción la resistencia yugoslava que es histórica por las batallas y estrategias guerrilleras que sirvieron para erradicar al nacionalsocialismo alemán.
Estamos acostumbrados a ver un Hollywood encargado de mitificar la resistencia surgida en Francia, la heroicidad de los aliados en el día “D”, lo cual es una creación meramente fílmico-literaria y una cinematografía encargada de glosar las virtudes de los gringos contra los nazis, cuando en realidad fueron los partisanos yugoslavos y el ejército rojo, en el frente oriental, los que ganaron la Segunda Guerra Mundial.
En ninguna parte del continente europeo ocupado por las potencias del eje fascista ocurrió una resistencia patriótica, decida, eficaz y tan bien organizada como la comandada por Tito en Yugoslavia. Durante cuatro años (1941-1945) tuvo que combatir en dos frentes opuestos; un frente de sus milicias partisanas donde se desarrolló una cruenta campaña guerrillera contra alemanes e italianos, y al mismo tiempo peleaba contra el frente interno de los colaboracionistas yugoslavos apoyados por la monarquía local y Hitler.
La SS destinó grandes recursos para tratar de matar a Tito, el mismo Führer se apersonó del asunto denominándolo Operación Alfil, designó al jefe de las operaciones especiales de la Gestapo, Gral. Otto Skorzeni, quien estuvo a punto de capturarlo en la cabaña de montaña que los partisanos habían construido para su jefe guerrillero.
Tito logró escabullirse junto con su perro Tigar, su secretaria Zdenka y su estado mayor por un túnel que lo condujo a un arroyo. Los paracaidistas de la SS llegaron minutos tarde pudiendo inclusive encontrar en el pueblo cercano un uniforme de Tito y parte de sus efectos personales. Cuando Skorzeni reportó a Hitler sobre lo ocurrido este monto en cólera y expresó: “De haberlo capturado lo hubiera fusilado de inmediato pero también lo hubiera enterrado con honores militares.”
La guerrilla partisana convirtió las montañas yugoslavas de Bosnia en un verdadero infierno para la Wehrmacht. Siendo un frente secundario y sin importancia, Hitler se vio obligado a enviar a 22 de sus mejores divisiones con más 300.000 efectivos por fiereza de los combates en los balcanes; fuerzas que eran imprescindibles en el frente ruso y que fueron derrotadas por las complicadas maniobras de emboscada del joven guerrillero.
Finalmente en octubre de 1944 Tito entró a la ciudad de Belgrado como Libertador de Yugoslavia. Terminada la Segunda Guerra Mundial los conflictos internos no cesaron contra realistas monárquicos y colaboradores nazis.
Tito se distanció de Moscú y enrumbó su país hacia un sistema de socialismo independiente autogestionario, devino así en un proyecto endógeno, creó el comunismo sin stalinismo; organizó unidades de producción, cooperativas y comunidades obrero campesinas que asumían los costos ganancias y pérdidas de sus empresas, y fue mediante su inventiva y fuerza de trabajo que contribuyeron a un alto crecimiento económico por el incremento fulgurante de la productividad y las exportaciones.
Para esto el naciente estado yugoslavo tuvo que otorgar el derecho de propiedad a estas comunidades organizadas de la pequeña, mediana y gran economía; contrario a los designios, dogmas políticos y órdenes emanadas del Kremlin. Se reforzó con este experimento un socialismo de carácter humanista, se exaltó el espíritu comunitario del pueblo yugoslavo y se logró un notable mejoramiento en la calidad de vida.
El 1ro de marzo de 1953 falleció Josep Stalin y en su escritorio dejó tres cartas que les fueron enviadas en distintos momentos de su vida. Una que escribió Lenin donde expresa su objeción a que Stalin dirigiese la Urss por considerarlo incompetente e inadeecuado para ejercer la máxima jerarquía del politburo; otra escrita por Nikolái Bujarin, quien otrora fuese su mejor amigo, donde este le solicita a Stalin que deje de perseguirlo; y la última de Josep Broz Tito donde este le exige a Stalin que deje de enviar agentes y espías para asesinarlo.
Textualmente el Libertador de Yugoslavia le escribió a Stalin:
“… como continúes
enviando matones para que me liquiden, y ya has enviado 4 a quienes hemos
capturado, yo te aseguro que enviare uno solo que no va a fallar…” .
Stalin nunca pudo contener la rebeldía de su antiguo aliado y tampoco se atrevió a enviar tropas a aquellas montañas yugoslavas que Hitler había maldecido y donde mordió el polvo de su primera gran derrota.
Entre 1946-1949 Tito apoyó al Partido Comunista griego en la guerra que se libró contra la monarquía de ese país durante la cual sus fuerzas derribaron cinco aviones norteamericanos.
En 1961 conjuntamente con otros líderes mundiales pacifistas como Nasser, Sukarno y Nehru auspició en la ciudad de Belgrado la primera reunión de la Organización de los Países No Alineados, cuyos principios fundacionales como la no proliferación de armas nucleares, el desarme de las potencias, la no inherencia ni intervención de las grandes potencias en asuntos internos de otros países y la libre determinación de los pueblos son presupuestos políticos ideológicos de gran valía y de urgente reivindicación en la esfera de las relaciones internacionales .
Ayer, 07 de mayo, se cumplieron 39 años de la desaparición física del unificador de Yugoslavia. La catástrofe sucedida después su muerte no hubiese ocurrido si su legado, símbolos y fuerza revolucionaria hubiese sido sostenida por sus seguidores. Los Balcanes fueron, durante más de 2 mil años, territorio obligado para el paso de varios imperios (griego, romano, bizantino, otomano y austrohúngaro), fue la encrucijada de varias culturas, idiomas y religiones (ortodoxos, católicos, protestantes y musulmanes) en pugna permanente, lo cual es causa de la fragmentación y fraccionalismo acentuado que solo el Mariscal Josep Broz Tito en vida supo reinterpretar, disolver y cohesionar.
ALEJANDRO CARRILLO