En vista de las contradicciones propias John Bolton parece un buen candidato al Nobel de la Paz (+infografía)
Publicado: 22/07/2022 07:00 PM
“Halcón de
Guerra”, “Anticomunista Virulento” y “Constante Belicista”, son varios de los epítetos
con los cuales la prensa internacional ha calificado a John Bolton y su trayectoria en política exterior; así lo plantea
la periodista Yamily Habib en su artículo: ¿Quién
es John Bolton y por qué deberíamos preocuparnos? El cual recoge los puntos de vista y declaraciones de funcionarios
cercanos al exsecretario de Estado, compañeros de trabajo y periodistas que afirman
su comportamiento guerrerista.
En la investigación realizada por
la periodista Habib, se comenta que el
periódico The Village Voice en un artículo editorial del año 2005
escribió sobre Bolton que “entró al
servicio público en la administración de Reagan,
llegando a la Casa Blanca Agencia Estadounidense para el
Desarrollo Internacional Bolton no poseía experiencia en
políticas exteriores y aun así ascendió a administrador asistente de la
organización. Después de una breve experiencia como cabildero en 1985, Bolton se transformó en el Fiscal
General Asistente en Asuntos Legislativos bajo la supervisión de Ed Meese, y para 1988, ya se había
ganado la fama de “grosero y combativo”, lo que “le costó amigos en el
Capitolio”. Según recuerda el medio, “Bolton
parecía pensar que ser un imbécil era esencial para el puesto”.
Catalogado de racista y acérrimo
opositor a la inmigración desde sus inicios como funcionario de Gobierno, durante
su tiempo en el Departamento de Justicia, Bolton
abanderó las posturas de la administración Reagan
respecto a la negación de recompensa financiera a los japoneses-americanos
sobrevivientes de los campos de concentración durante la Segunda Guerra Mundial.
Diseñó además una “draconiana ley
anti-inmigrantes indocumentados como medida esencial en la guerra contra las
drogas”, explica The Village Voice. A pesar de los datos de la DEA (Administración de Control de Drogas) en los que se argumentaba que
“menos del 5% de las drogas que entraban a Estados
Unidos provenían a través de ilegales”, éste promovió y avaló su aprobación
inmediata, añade el medio de comunicación.
Otra de las características de este personaje, es que mantiene una actitud de odio e irrespeto a la mujer. Sus excompañeros de trabajo afirman
que “Bolton es un abusador con su
personal, en especial con el género femenino”. Un artículo de USA
Today en 2005, explicaba la
complicada situación del Congreso ante la confirmación de Bolton como Embajador ante las Naciones Unidas, después de que se
hiciera pública una escena de maltrato contra una mujer.
Un episodio conocido fue cuando Lynne Finnel, ex asesora legal de la USAID (Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional) envió una carta a la senadora Barbara Boxer que decía: “Bolton me gritó que estaba despedida después
de negarse a cabildear por la debilitación de las restricciones en la venta de
fórmulas infantiles en países en desarrollo”. La exasesora justificaba su desacuerdo
debido a que “estudios demostraron que el uso de la fórmula estaba matando a
bebés en países en desarrollo porque era diluida en exceso o mezclada con agua
sucia”.
Asimismo durante 1988, Joan Bernott, veterana del Departamento
de Justicia, solicitó la extensión de su permiso de maternidad, algo que Bolton “no sólo negó, sino que amenazó
a Bernott con despedirla y comenzar
medidas legales”, según continúa The Village Voice “la aproximación
del Bolton al permiso de maternidad
es: queda embarazada, es interrogada, es despedida”, explicó en una carta la
representante demócrata Pat Schoreder
al entonces Fiscal General, Ed Meese.
John Bolton se ha desempeñado en varias administraciones
presidenciales republicanas desde 1989, sirvió como Representante Permanente de
Estados Unidos ante la ONU (Organización de Naciones Unidas) desde agosto de 2005 hasta
diciembre de 2006 y fue Consejero de Seguridad Nacional de ese país durante el
Gobierno de Trump.
Bolton forma parte de una
amplia variedad de centros de investigación e institutos de política conservadores,
tales como el Instituto Americano de la Empresa, Instituto Judío para Asuntos
de Seguridad Nacional, Proyecto para el
Nuevo Siglo Americano, Instituto de Dinámica del Este/Oeste, Comisión de
Estados Unidos sobre Libertad Religiosa Internacional, Consejo de Política
Nacional, Comisión para la Paz y la Seguridad en el Golfo, Consejo de
Relaciones Exteriores, Sociedad Federalista, Foro de Política Nacional, Junta
Consultiva Nacional, Instituto Manhattan de Investigación Política, Nueva
Iniciativa Atlántica, Proyecto de Transición de las Democracias y la Agencia de
Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, asociados todos a la línea
radical supremacista e injerencista norteamericana.
David Bosco, en 2005, publicó
en el periódico The New York Times un artículo llamado “The World According to Bolton”, en el que dice que es considerado por
los medios periodísticos estadounidenses como un anticomunista acérrimo y de
tendencia marcadamente belicista. En la entrevista realizada para la nota, Carl Ford quien fue secretario de
Estado para Inteligencia e Investigación, le describió como adulador de sus
superiores y abusivo con sus subordinados; culpó a Bolton de acosar a un analista del Departamento de Inteligencia
cuando éste cuestionó la veracidad de sus hallazgos sobre armas biológicas en Cuba.
Otro episodio descrito en el
artículo de David Bosco explica la
hostilidad de la diplomacia de Bolton,
haciendo mención a un episodio ocurrido en una reunión del Grupo de los 8 (G8) en la que los Estados europeos discutían sobre
las negociaciones y acuerdos con Irán
respecto al programa nuclear y pretendían cambiar puntos de vista con EEUU. Luego de las presentaciones
europeas, Bolton leyó formalmente un
documento sobre la posición de su país y en respuesta a una pregunta, leyó de nuevo
de manera brusca una parte del documento. Un diplomático europeo recordó que no
fue la sustancia del mensaje sino la forma del enfoque, alegando su problema
para poder comunicarse.
Según reportó el Washington
Post, “el nombramiento de Bolton,
que no requiere confirmación en el Senado, podría llevar a dramáticos cambios
en la aproximación de la administración de una crisis alrededor del mundo”.
Asimismo, el diario The Guardian publicó que “Bolton
ha hecho una carrera de ridiculización de la diplomacia como signo de
debilidad, y ha desacreditado tanto el acuerdo nuclear del 2015 con Irán e incluso el uso de sanciones por
la actual administración como medio para presionar al régimen de Corea del Norte para que entregue su
arsenal nuclear”.
Con más de 30 años de carrera
política en EEUU, participó en la
invasión de países como: Corea del Norte,
Irán, Irak, Libia, Panamá, Filipinas, Azerbaiyán, Bangladesh, Rumania, Afganistán, Haití y Georgia. Desde que Bolton
se unió al Gobierno durante la administración de Ronald Reagan en 1982, ha habido más de 350 intentos de golpes de Estado
en todo el mundo, casi 150 de ellos exitosos. De esos más de 350 intentos, 191
ocurrieron cuando Bolton ocupaba un
cargo en el Gobierno de EEUU.
En su libro “La habitación donde sucedió”,
publicado en 2020, Bolton dedica un capítulo completo a nuestro país, donde destaca que “hay
una historia de veinte años de oportunidades perdidas en Venezuela, dada la generalizada y tenaz oposición contra el régimen
Chávez-Maduro. Poco tiempo después
de que Trump me designara Asesor de Seguridad Nacional, mientras Maduro hablaba en una ceremonia de condecoraciones militares el 4
de agosto, fue atacado con dos drones”.
Continúa su relato diciendo que “poco
después del ataque con drones, durante una reunión que no guardaba relación, el
15 de agosto, surgió el tema de Venezuela,
y Trump me dijo de manera enfática
“Que lo hagan”, es decir que me deshiciera del régimen de Maduro. “Esta es la quinta vez que lo pido”, Trump insistió en que quería opciones militares para Venezuela y, luego, quedársela porque
“es realmente parte de los Estados
Unidos”.
Más adelante dice: “Le expliqué
al Presidente Trump las razones
del por qué la fuerza militar no era la respuesta, en especial dada la
inevitable oposición del Congreso, y que podíamos alcanzar el mismo objetivo
trabajando con los oponentes de Maduro.
Posteriormente decidí centrar la atención en Venezuela, al pronunciar un discurso en Miami el 1 de noviembre de 2018 que tuvo bastante cobertura de
prensa, y en el que condenaba la 'troika de la tiranía' del hemisferio
occidental: Venezuela, Cuba y Nicaragua. Anuncié que el Gobierno, en la marcha atrás en curso a
la política de Obama hacia Cuba, impondría nuevas sanciones contra
La Habana, y que también emitiría
una orden ejecutiva para castigar el sector aurífero venezolano, el cual
utilizaba el régimen para mantenerse a flote vendiendo oro del Banco Central de Venezuela.
Agrega que “Venezuela no estaba en mis prioridades cuando empecé, pero una
gestión competente de la seguridad nacional exige flexibilidad cuando surgen
nuevas amenazas u oportunidades. Venezuela
era ese tipo de contingencia. Los Estados
Unidos habían hecho frente a las amenazas externas en el hemisferio
occidental desde la época de la Doctrina Monroe, y ya era hora de resucitarla
luego de los esfuerzos de Obama y Kerry por darle sepultura”.
Refiriéndose a la autonombramiento de Guaidó, comenta: “En enero de
2019, luego de la proclamación de Juan
Guaidó, teníamos una oportunidad de derrocar a Maduro, y que pudiera pasar mucho, pero mucho, tiempo antes de que
tuviéramos otra oportunidad tan buena como esta. Con medias tintas no se iba a resolver
nada. Pompeo estuvo de acuerdo en
que no queríamos replicar a Obama en
2009, y ver la represión de protestas en favor de la democracia en Irán sin que los Estados Unidos no hicieran nada”.
Culmina explicando la urgencia de atacar a Venezuela diciendo que “necesitábamos la decisión de Trump sobre las sanciones y si se reconocería a Guaidó como el Presidente Interino legítimo cuando se autoproclamó el 23 de enero de 2019. El día 21 expliqué a Trump los posibles pasos políticos y económicos que se podían tomar contra Maduro y dije que mucho dependía de lo que sucediera dos días más tarde. Trump dudaba que Maduro cayera, diciendo que “era demasiado inteligente y demasiado duro”, lo cual era otra sorpresa, habida cuenta de los comentarios anteriores sobre la estabilidad del régimen. Poco tiempo antes, el 25 de septiembre de 2018, en Nueva York, había dicho que “es un régimen que, francamente, puede derrocarse muy rápidamente por el ejército, si las fuerzas armadas deciden hacerlo”.
AMELYREN BASABE / REDACCIÓN MAZO