El Joven Bolívar Camino al Juramento

En 1805 El Libertador juró en el Monte Sacro
Cortesía Internet

Publicado: 17/08/2023 10:00 PM

El 15 de agosto de 1805, como es bien conocido, nuestro Libertador Simón Bolívar, jura en Roma, en el Monte Sacro, liberar a su Patria de la opresión del poder español. Le acompañan su maestro Simón Rodríguez y Fernando Rodríguez del Toro quien era el primo hermano de su esposa y su amigo.

Es un momento memorable, pues apenas recién cumplía 22 años de edad, lo que nos deja constancia de cuan penetrado y comprometido estaba desde joven con los ideales revolucionarios de la época, su nivel de conciencia y lealtad con los mismos, convirtiéndose en un hombre de convicciones inquebrantable, a quien no lo doblegaron nunca las dificultades, en adelante será un militante, un cuadro de la Independencia de Venezuela y luego El Libertador de AméricaBolívar, un modelo para nuestros jóvenes de hoy y de siempre! Su Juramento, entonces, fue: 

¡Juro delante de usted; juro por el Dios de mis padres; juro por ellos; 
juro por mi honor, y juro por mi Patria, que no daré descanso a mi brazo,
 ni reposo a mi alma, hasta que haya roto las cadenas que nos oprimen 
por voluntad del poder español!

Esta cita es apenas una parte del Juramento, el cual está precedido por reflexiones sobre la historia de Roma y de la Europa, donde hace juicios críticos y llama la atención que, en esa larga historia, no se había dado solución a la necesaria Libertad del hombre, y allí entonces agrega a su juramento, otras palabras que aclaran el fin último de la ruptura con el poder español: la Libertad, como objetivo supremo más allá de la independencia.

  ¿Con que este es el pueblo de Rómulo y Numa, de los Gracos y los Horacios, de Augusto y de Nerón, de César y de Bruto, de Tiberio y de Trajano? Aquí todas las grandezas han tenido su tipo y todas las miserias su cuna (…)
La civilización que ha soplado del Oriente, ha mostrado aquí todas sus fases, han hecho ver todos sus elementos; más en cuanto a resolver el gran problema del hombre en libertad, parece que el asunto ha sido desconocido y que el despejo de esa misteriosa incógnita no ha de verificarse sino en el Nuevo Mundo.

El Monte Sacro, es una colina de 50 mts. de alto, ubicada, en esa época, hacia las afueras de la Ciudad y ella fue en la antigüedad un lugar tomado por los plebeyos en una rebelión de esa clase contra los patricios, en la cual triunfaron, logrando reivindicaciones que significarían en nuestro tiempo inclusión, participación social. Muy probablemente su maestro, fue quien, escogió ese sitio como parte del itinerario del viaje que hacían, ese lugar tan significativo, que seguramente abonaría a la inspiración revolucionaria del joven Bolívar

Pero no solo esa experiencia podría inspirarle el juramento puesto que, por ese tiempo, un poco antes, 1804, Bolívar conoció al naturalista y científico  alemán Alejandro Von Humboldt quien estaba llegando a Paris después de pasar cinco años estudiando la naturaleza de nuestro del continente Americano, el encuentro fue en el salón de su pariente Fanny Du Villars, las conversaciones dan cuenta de los estudios y hallazgos  de Humboldt y Bonpland resaltando  la idea,  de lo promisoria de nuestra América, pero de la nefasta influencia de España.

El joven Bolívar escucha, comprende, se entusiasma y opina, exclamando: que extraordinario futuro tendría el Nuevo Mundo si se liberara del yugo español, a lo que le respondió Humboldt con cierta antipatía: que había condiciones, pero que faltaban hombres para emprender dicha empresa, al instante, Bonpland, compañero de Humboldt, agregó, que los procesos revolucionarios generaban sus lideres. Fueron varios los encuentros de Bolívar con estos sabios, y la correspondencia entre ellos, deja claro que lo influenciaron aprendiendo con ellos, a apreciar nuestra naturaleza en ese extraordinario cabalgar que tuvo por el todo el Continente, llevando el estandarte de la Libertad; no fueron casualidad sus decretos ambientalistas. 

Por otra parte, para esa época el futuro Libertador, aún cuando se divertía con amigos, pasaba por una crisis de depresión muy severa a causa de la muerte de su esposa, María Teresa del Toro y Alayza, por eso le acompañaba Fernando a quien Bolívar aprecia como su primer y mejor amigo. Fernando, llegó a ser luego, Presidente de la Primera República en el segundo triunvirato, tiempo en el cual  perdió las piernas en un combate contra los realistas. Para el momento de la visita al Monte Sacro, había hecho la carrera militar en Madrid y era miembro de la Guardia Real, y ante la depresión de su amigo y pariente, pide un permiso y se instala en Paris dos años con él.

Bolívar, reconociendo la necesidad de ayuda emocional y orientación, andaba en busca de su antiguo maestro, lo encuentra en Viena, pero no consigue de él, en lo inmediato, la atención esperada, el maestro estaba ocupado, apenas le recomienda que se divierta; pero Bolívar enferma fuertemente, tan mal está, que su médico alerta a Rodríguez de que podía morir, entonces este, le visita con frecuencia, le habla con afecto y logra hacerle ver, que en la vida de un hombre habían otras cosas por las que podía ser muy feliz como la dedicación a las ciencias o a la libertad de los pueblos.
Rodríguez, como terapia y oportunidad de orientarlo, le invita a viajar juntos, a entrar en contacto con la naturaleza y con la gente, van alternativamente a pie y en diligencia, desde Francia a Roma; por el camino estudian y conversan sobre historia, filosofía, y sobre la Libertad. En ese tránsito presencian la coronación de Napoleón en Milán, donde Bolívar rechaza el hecho mismo, le parece ridícula la corona, pero aprecia y lo impresiona, tanta gente aclamándolo, ¡la Gloria!!, y pensó en cómo llegar a merecerla, esa que luego efectivamente conquisto para sí. 

Bolívar amaba su gloria, pero la gloria entendida como premio al servicio por la Libertad, la igualdad y la justicia social, la grandeza a la que lo indujeron especialmente las conversaciones y orientaciones de su maestro junto al estudio de la historia y los filósofos de la ilustración en Madrid, con el sabio Marqués de Uztáriz, en aquella Europa que bullía en revolución.

A su regreso, se hace incansable, planificando y accionando, buscando crear las condiciones donde el Nuevo Mundo fuese el espacio donde el hombre viviese en Libertad, es decir donde pudiese expandir individual y socialmente la espiritualidad humana, la vida de sus habitantes en plena posesión de los derechos del hombre, en igualdad social radical, sin esclavos, ni privilegios sociales, sin diferencias de clase, de color, de raza; el hombre en armonía consigo mismo, con  el ambiente y en corresponsabilidad social con su familia y el bien común.

Ideas que plasma en la infinidad de documentos que escribió o dictó: cartas, proclamas y Constituciones, entre ellas la del Congreso de Angostura, con la propuesta de creación  del Poder Moral y su insistencia en la educación del pueblo para que pudiese ejercer la Libertad, se empoderara y se convirtiera en factor de equilibrio, entre las facciones sociales como  él llamaba a la existencia de castas y clases sociales.

En fin, fueron varios los hechos y circunstancias que llevaron a nuestro Libertador en su juventud, a abrazar la causa de la Independencia y la Libertad del Nuevo Mundo, escuchando a los sabios, intercambiando con ellos, aprendiendo de la contrastación de la teoría y la realidad, acción-reflexión, tesón, amor e inteligencia, innovando, reconociendo nuestra especificad como pueblo, reflexionando sobre la historia, sin miedo a lo nuevo, defendiendo nuestra soberanía e integridad territorial. Ese es su mensaje a la juventud nuestramericana.

MARÍA MAGDALENA ZAMBRANO
MOVIMIENTO CULTURAL BOLÍVAR INSURGENTE 
RED HISTORIA, MEMORIA Y PATRIMONIO DEL ESTADO BOLÍVAR 

Comparte esta noticia: