Abril: El papel de los medios en el golpe de Estado de 2002
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Publicado: 12/04/2024 08:03 PM
“Sobre el dolor de Colombia, sobre la enloquecida reacción de un pueblo que expresaba su furia ante el cadáver del héroe asesinado, se ha tejido la más interesada y absurda leyenda. Los grandes laboratorios de noticias, no destinados a reseñar lo que sucede en el mundo sino a aderezar los acontecimientos de acuerdo con la conveniencia de poderosos intereses económicos, son expertos en mentiras de colosales dimensiones. Ellos suelen convertir los patriotas en filibusteros, transformar los dirigentes obreros en terroristas, trocar los usureros en filántropos y transmutar los instigadores en humanistas”. Tomado del reportaje de Miguel Otero Silva sobre el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, publicado en el diario El Nacional, el miércoles 5 de mayo de 1948.
Así como pasó en Colombia, los medios de comunicación en
Venezuela durante el año 2001 desataron
una campaña de desprestigio, rumores y difamación contra el presidente de la
República, el Comandante Hugo Chávez,
las instituciones del Estado y demás funcionarios en altos cargos del gobierno.
Así se abonaba el terreno para el golpe militar. Nunca en la historia de
nuestro país, fue tan manipulada y engañada la opinión pública, de manera
persistente y continuada, violando toda la legislación nacional referente a la
libertad de expresión y al derecho a la información, incluidos los acuerdos internacionales
sobre la materia suscritos por la República.
En una investigación desarrollada por varios periodistas llamada "Los documentos del Golpe" y publicada por el Ministerio del Poder Popular para la Cultura, explican que "esta campaña, en las semanas
previas al golpe, pasó de la distorsión y manipulación informativa, a la
propaganda abierta. Los medios publicaban manifiestos militares anónimos que
llamaban a la subversión y al desconocimiento del Gobierno legítimo y sus instituciones.
No les importaba que el anonimato y la propaganda de guerra estuviesen
expresamente prohibidos en la Constitución Nacional. Los canales privados de
televisión solían presentar a supuestos militares encapuchados que leían en
cámara sus proclamas subversivas; la radio las retransmitía y la prensa escrita
las destacaba en sus primeras páginas".
De esta manera, los medios de comunicación
no sólo engañaron sino que terminaron por autoengañarse. Tenían conciencia del
enorme poder que estaba de su lado para derrocar al presidente Chávez y para motivar a los
sectores medios de la población, terminaron por creer que el Presidente estaba
“técnicamente caído”, “¡fuera ya!”, “¡renuncia ya!”, “¡se va ya!”, que fueron las
consignas que harían del inmediatismo y la frustración una misma cosa. Pero
subestimaron el poder de las masas populares y el de la Fuerza Armada
constitucionalista, que desde ese momento se unieron en una sinergia perfecta.
Durante la conspiración,
los medios actuaron en complicidad con los sectores de la oligarquía nacional;
los viejos partidos que durante 40 años desangraron y saquearon al país; nuevas
organizaciones políticas, algunas de éstas bajo el velo de ONG y la sociedad civil representada por la clase media; la
burocracia sindical ilegal e ilegítima de la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV), establecida
mediante elecciones fraudulentas en las que desaparecieron el 50% de las actas;
parte del alto mando militar hoy destituido y la nómina mayor de Petróleos de Venezuela (PDVSA). La conspiración contó con el apoyo político y
financiero de EEUU y empresas
transnacionales.
Cronología
de un mensaje
Con la intención de revisar
con detalle y poder analizar paso a paso cómo se fue abonando el terreno para
crear zozobra en el Pueblo venezolano, el abogado Germán Mundaraín Hernández,
Defensor del Pueblo de la República Bolivariana de Venezuela en 2009 presentó el
comportamiento de los medios de comunicación de la época, mostrando artículos
de opinión, noticias, reportajes, gráficas, editoriales, publicidad, reseñas,
entrevistas, manchetas, fotografías, etc., publicados a manera de facsímil, en
la que se pudo apreciar con nitidez esa red de intereses económicos, políticos
y personales que en nuestro país se mezclaron con intereses antinacionales para
desviar el rumbo democrático de Venezuela
y derrocar un gobierno constitucional.
Desde el día 02 de abril del 2002, el diario El
Nacional impulsó la campaña mediática con un titular “CTV convoca a paro el martes”, publicando
una entrevista a Carlos Ortega, presidente del gremio sindical
y utilizando un antetítulo llamado “conflicto laboral”, en el que informaba que
el paro sería de 24 horas, según explicó la nota de prensa.
Ese mismo día, el partido Primero Justicia llamaba también a una
paralización indefinida, se orquestaba la confabulación contra el Gobierno
nacional, manifestaban su respaldo al expresidente de PDVSA, Guaicaipuro Lameda, que había sido sustituido por
una junta interventora y aseguraban en la vocería de Christian Chirinos,
coordinador nacional de Justicia Obrera,
que bajo ninguna circunstancia permitirán que los trabajadores de la petrolera fueran sustituidos por personas
sin la formación adecuada ni el conocimiento del manejo de la industria.
Para el 06 de abril, el diario El
Universal realizaría lo propio y generó lo que hoy pudiera llamarse "una
etiqueta" titulada: “Guerra de desgaste”, en alusión a una supuesta crisis
petrolera que aceleraba, según ellos, el llamado a paro de la CTV, en su edición de ese día titularon: “CTV anuncia hoy paro nacional”, un
titular similar al de El Nacional, ya hecho cuatro días
antes. Ese mismo día se pronunció Fedecámaras
para apoyar el paro general y El Universal tituló: “Fedecámaras apoya adelantar la huelga”.
Luego, el 07 de abril el diario El
Universal título en mayúsculas “EL
PARO VA” en su portada, mientras que en las páginas 1 y 2 con el mismo
lema: Guerra de Desgaste, escribieron “CTV
niega cariz político del paro” y referían que la CTV alegaba que el paro era por violación de los contratos
colectivos.
Al día siguiente, el 08 de abril inició el paro hecho por
las organizaciones sindicales, que a juicio del presidente de la CTV, Carlos Ortega, y el
representante de Fedecámaras, Pedro Carmona Estanga, “había
sido todo un éxito”, el mismo fue extendido y El Nacional tituló: “CTV amenaza con paro de 48 horas”. Ortega reconoció que no tuvieron el 100
% de la aceptación por parte de la población, sin embargo, los sindicalistas se
manifestaron conformes con el porcentaje alcanzado, por considerarlo
representativo. “Este pueblo ha despertado y reaccionado, aquí no habrá
gobierno alguno que intimide y que pueda amedrentar a los venezolanos”, refería
el texto publicado.
Asimismo, el 09 de abril, a estos mismos llamados o
titulares, se fueron sumando medios como Últimas Noticias y 2001,
que titulaban “Gobierno enfrenta paro
nacional de 24 horas”, mientras que otros medios comenzaban a
responsabilizar al presidente Chávez
del mismo.
Sumado a este escenario, el
10 de abril, el periódico Tal
Cual hizo un llamado a la “REBELIÓN CIVIL”, así lo publicó en su
portada de ese día, mientras en las páginas internas dedicaban su editorial “LOS OTROS HÉROES”, refiriéndose a los
presidentes y directores de los medios televisivos que se unieron al Golpe,
entre ellos mencionan varios apellidos: Cisneros,
Granier, Zuloaga, Camero, Petricca, Cuzcó, Ferreres y Bardasano.
El mismo día, el diario 2001
publicó una dedicatoria a Pedro Carmona Estanga, con el título “LA
FIGURA DE HOY”, todo un desglose desde su lugar de nacimiento y fecha, hasta
cada uno de los cargos por lo que había transitado en su camino como empresario
venezolano.
El 11 de abril de 2002, los medios cometieron apología del delito,
término usado frecuentemente en lenguaje jurídico, para justificar acciones
ilegales o de dudosa legalidad, normalmente mediante el discurso, tratando de
hacer comprender que la acción debe realizarse.
Para entender este concepto
basta con decir que así fue el titular de El Nacional en una publicación
especial hecha ese mismo día: “La batalla
final será en Miraflores”,
mientras que El Universal, por su parte publicaría “CONFLICTO TOTAL” en mayúscula. Ambas publicaciones se referían a
la marcha de la oposición que había sido organizada desde el Parque del Este
hasta Chuao, y que sus líderes decidieron proseguirla hasta el Palacio de
Miraflores y con la consiga de “ni un paso atrás” continuaron el camino para
ponerle fin al gobierno del comandante Hugo
Chávez.
Así comenzó esta afrenta
contra el Pueblo venezolano que como lo dijo el periodista Earle Herrera, “hay que
escribir sobre el silencio y contra el silencio. También contra la
invisibilidad y contra el olvido. Sobre todo frente a aquéllos que desde la
impostura y la apropiación mediática de la verdad histórica, hicieron suya la
consigna prohibido olvidar”.
Pero como siempre, la verdad
aflora y nuestra tarea es escribir la historia reciente, la fuerza de lo escrito
permite tener presente los hechos que se han pretendido ocultar y así unir todas
las manos, todas las voces, todas las voluntades para que este fragmento de la
historia de nuestro país no se perdiera en las trincheras de esta guerra
mediática inclemente que ha padecido la Revolución
Bolivariana.
AMELYREN BASABE / REDACCIÓN MAZO