La jerarquía eclesiástica ha sido el enemigo histórico del Pueblo (+Carta de Bolívar)
Publicado: 15/10/2016 03:20 PM
El 14 de octubre de 1814, en una carta dirigida al arzobispado, el Libertador Simón Bolívar señala a la iglesia católica como enemiga histórica de la emancipación del pueblo.
“La guerra es un mal, pero mayor lo es a opresión y los medios que la conservan (…) Tal es la pastoral que USS, como gobernadores del arzobispado, dirigieron estos diocesanos en 3 del corriente. Denigróse en ella mi carácter, y se me pintó impío e irreligioso, se me dijo autor de la muerte y la desolación de estos países, y se aseguró que todo mi ejército, sin ningún sentimiento de humanidad, venía a atacar nuestra santa e inviolable religión, sus ministros y altares, sus rentas y alhajas, y aún las mismas vírgenes y vasos sagrados. Medios tan bajos han sido siempre reprobados de las naciones cultas (…) El honor del gobierno a que pertenezco, y el sentimiento de los que me debo a mi mismo y mis valientes soldados, exigen una reparación”, destaca la epístola.
Bolívar aseguraba que la iglesia católica había separado al pueblo de los soldados porque les había enseñado a los clérigos fanáticos a mirarlos como enemigos de Dios.
A 202 años de señalamiento del Padre de la Patria, cuando el Comandante Supremo Hugo Chávez logró la unión fraternal del pueblo civil y el armado, y el presidente de la República, Nicolás Maduro Moros, mantiene vigente esa alianza, la iglesia católica busca nuevamente separarlos con su manipulación político-religiosa.
La iglesia católica, que fue pilar de la colonización cuando la barbarie española arribó al continente americano, ataca a la Revolución Bolivariana con su influencia ideológico-religiosa, desvirtuando por completo las luchas contra el capitalismo que por siglos ha envenenado al país.
Ésta, que ha apoyado muchas dictaras, entre ellas la de Benito Mussolini (Italia), Adolf Hitler (Alemania), Francisco Franco (España), Augusto Pinochet (Chile), Juan Vicente Gómez y Marcos Pérez Jiménez (Venezuela), bajo su disfraz moralista arremete nuevamente contra los ideales emancipadores del Libertador.